España recibe las obras de arte valoradas en 15 millones que uno de los presuntos cabecillas de Púnica guardaba en Suiza

El empresario David Marjaliza sale tras declarar en la Audiencia Nacional como imputado por el caso Púnica.
El empresario David Marjaliza sale tras declarar en la Audiencia Nacional como imputado por el caso Púnica. - Gustavo Valiente - Europa Press
Publicado: miércoles, 6 julio 2022 12:46

Hay cuadros de Chillida, Miquel Barceló, Tápies, Manolo Valdés, Juan Uslé, Torres García o el Equipo Crónica y una colección de plumas

MADRID, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -

España ha recibido ya las plumas estilográficas, cuadros y otras obras de arte, valoradas en 15 millones de euros, que uno de los presuntos cabecillas de la trama 'Púnica', David Marjaliza, ocultaba en un almacén situado en la ciudad suiza de Ginebra.

La colección ha llegado en los últimos días a España, según ha avanzado 'El País' y han confirmado a Europa Press fuentes conocedoras del proceso de repatriación de estos valiosos efectos.

Las plumas y las obras se encuentran ahora mismo en las instalaciones de la empresa que se encargará de velar por ellas, aunque las mismas fuentes señalan que lo más probable es que las estilográficas se trasladen finalmente al Ministerio de Cultura.

Las citadas fuentes han recalcado que la recuperación de esta colección es fruto de un largo proceso que ha requerido los esfuerzos conjuntos de la Fiscalía Anticorrupción, la Oficina de Recuperación y Gestión de Activos (ORGA) y Guardia Civil, entre otros.

La colección está valorada en más de 15 millones de euros, ya que cuenta con obras de Eduardo Chillida, Miquel Barceló, Antoni Tpies, Manolo Valdés, Juan Uslé, Torres García o el Equipo Crónica.

Fue a inicios de junio de 2021 cuando el titular del Juzgado Central de Instrucción Número 6, Manuel García Castellón, pidió a Marjaliza que diera su consentimiento para que su colección se trasladara de Suiza a España y los costes fueran sufragados con los fondos que ya tenía embargados en la nación helvética.

Según el instructor, Marjaliza habría comprado las obras con el dinero obtenido de sus presuntas corruptelas, depositándolas en Ginebra, aunque a través de una mercantil en la que figuraban dos personas, una de nacionalidad tailandesa y otra singapurense.

Esa pantalla impidió en un primer momento que las autoridades suizas autorizasen la repatriación de las obras de arte, ya que dificultaba identificar a Marjaliza como propietario real de las mismas.

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