Aitor Esnaola se enfrenta a 19,5 años de prisión y el fiscal pide 7,5 y para Etxeberría, presunto enlace del comando 'Erreka' con la dirección
MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
El presunto etarra Aitor Esnaola ha reconocido este jueves que en 2011 colaboró con la Guardia Civil para la localización de una red de zulos en Guipúzcoa y Navarra que albergaban alrededor de 1.600 kilos de material para la fabricación de explosivos, la mayor cantidad encontrada a ETA en España.
Esnaola --para quien el fiscal pide 19 años y medio de prisión por los delitos de integración en organización terrorista, tenencia de armas con fines terroristas y depósito de explosivos-- fue detenido en abril de 2011 en un caserío de su propiedad en la localidad de Legorreta (Guipúzcoa) acusado integrar el comando 'Erreka' de ETA dedicado a labores logísticos de la banda.
Según ha revelado a preguntas de su abogada ante la Sección Primera de la Audiencia Nacional, Esnaola ayudó a la Guardia Civil tras su detención a la localización de numeroso material explosivo tanto en un edificio anexo a su caserío como en otros tres zulos ubicados en las localidades de Zegama en Guipúzcoa y Lecumberri y Azpiroz en Navarra.
Además, en el registro de su vivienda el mismo día de su detención se encontraron detonadores y piezas para la confección de explosivos, así como numeroso material informático con publicaciones internas de ETA, anotaciones sobre explosivos, citas en Francia para la recogida de material e instrucciones de la dirección de la banda.
Según ha sostenido el fiscal y han confirmado los guardias civiles que participaron en la operación de seguimiento, Esnaola viajó en 2010 a la localidad francesa de Gan para encontrarse con dos miembros de ETA, más tarde identificados como José Ignacio Reta de Frutos y Javier Goyeneche, lo que propició su detención.
Sin embargo, su abogado ha pedido la rebaja de las penas solicitadas por el fiscal porque considera que sólo está probada la pertenencia a ETA de Esnaola desde 2008 hasta su detención, con periodos sin contacto con la banda, y sólo se le puede acusar de la constitución de un depósito de explosivos, sin ninguna relación con los otros zulos encontrados.
Esnaola fue captado por ETA a finales de la década de los noventa y su nombre aparecía en los papeles incautados al exdirigente etarra Ibon Fernández de Iradi, alias 'Susper', y en la documentación de los abogados de la banda (H-Alboka) detenidos en abril de 2010. Actuaba como 'legal' de la banda -miembro no fichado por las fuerzas de seguridad--, lo que dificultó su detención durante años. De hecho, Esnaola era un conocido 'trontzalari', deporte tradicional vasco que consiste en segar troncos en el menor tiempo posible.
Fue detenido junto a su hermano pequeño Igor Esnaola, quien finalmente quedó en libertad al no tener relación con la comando Erreka. Dos días después del arresto de los hermanos Esnaola fue detenido también en Bera de Bidasoa (Navarra) Lander Etxeberría Sansebastián, presunto enlace del comando con la dirección de la banda terrorista en Francia.
El fiscal ha pedido este jueves para Lander Etxeberría, quien ya cumplió condena en Francia por pertenencia a ETA, siete años y medio de prisión por un delito de colaboración con organización terrorista, ya que se le acusa de haber entregado a Esnaola en 2010 la cita por la que éste viajó a la localidad francesa de Gan.
Sin embargo, Etxeberría ha negado durante el juicio su implicación en estos hechos y, aunque ha reconocido su vinculación a ETA entre los años 1998 y 2001, ha garantizado que tras su salida de prisión en Francia en 2004 "jamás" ha tenido ninguna relación con la organización terrorista.
De hecho, ha asegurado que no conocía a Aitor Esnaola y que él mismo le preguntó si tenían alguna relación cuando coincidieron tras su detención en un furgón policial camino de la cárcel de Soto del Real (Madrid). "He estado diez meses en prisión por el morro", ha denunciado.
El propio Esnaola, quien inculpó a Etxeberría en su declaración inicial, ha asegurado ante la magistrada Manuela Fernández de Prado que no le conoce de nada y no fue él quien le puso en contacto con ETA. "Dí su nombre a causa de las amenazas que sufrí, pero después me dí cuenta de que le estaba metiendo en un marrón y rectifiqué. La Guardia Civil sabe de sobra que no tiene nada que ver en esto", ha sostenido.