MADRID 25 Nov. (EUROPA PRESS) -
El detenido por la desaparición y asesinato de la mujer dominicana y su hija de nueve años halladas muertas este martes trató de engañar a la Policía durante la investigación, pero los agentes detectaron las contradicciones en su discurso lo que ha permito dar con los restos de las dos víctimas, desaparecidas desde el pasado mes de julio.
El arrestado, Raúl Álvarez, prestó declaración en dos ocasiones ante los agentes de la Policía Nacional. Según han informado a Europa Press fuentes conocedoras del caso, por medio de instrumentos tecnológicos los investigadores detectaron la pista del ahora detenido y las dos víctimas el 30 de junio a la altura de Ávila, de camino al norte. A partir de ahí se les perdió el rastro.
Durante el interrogatorio policial los agentes le preguntaron hacía dónde iba aquel día y Raúl Álvarez afirmó que iba a visitar a sus padres a la casa que tienen en el pequeño pueblo zamorano de San Vicente de la Cabeza. Se trata de un municipio cercano a la frontera con Portugal que no llega a 500 habitantes.
LOS PADRES ESTABAN EN MADRID
No obstante, a la Policía no le convencieron las explicaciones del que entonces tan sólo era la pareja de la mujer dominicana, Adolfina Puello de 32 años, madre de Argelys Leonela Sánchez, de 9 años, ambas desaparecidas. Los investigadores comprobaron que los padres del asesino que deberían haber recibido la visita de su hijo estaban en Madrid en esas fechas.
Esta y otras contradicciones permitieron seguir avanzando en la investigación hasta que Raúl Álvarez fue detenido y terminó confesando el crimen, pero continuaron las mentiras a la hora de explicar dónde se encontraba su ex pareja y su hija.
"Trató de engañar a los agentes como en el caso de Marta del Castillo", relata a Europa Press un mando policial conocedor de la investigación. Y es que el detenido aseguró a la Policía que había enterrado los cuerpos en la Dehesa de la Villa, en Madrid.
TRATÓ DE ALQUILAR UN TRASTERO
La Policía llegó a buscar ayer sin éxito en esa zona, pero no encontraron nada. Para entonces los agentes ya habían activado una segunda línea de investigación que les llevaba a Zamora, el lugar en el que el arrestado dijo que estuvo aquel 30 de junio. Finalmente ha sido en San Vicente de la Cabeza donde han encontrado los restos mortales de las dos víctimas en el interior de un pozo.
El asesino confeso llegó incluso a hacer gestiones para tratar de alquilar un trastero y se quedó con el teléfono móvil de la fallecida, siempre según las fuentes consultadas. Los especialistas de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta tratan ahora de esclarecer el momento exacto en el que se produjo el asesinato y cuáles fueron las razones que le llevaron a ello.
La desaparición fue denunciada por la abuela de la pequeña. La hija tenían pensado tomar un vuelo a su país pero no llegaron ni a coger sus maletas de casa. El detenido no es el padre de la pequeña Angelys. Vivía con ella y Adolfina juntos desde hacía tres años en una casa de Vallecas, en la calle Sancho Panza.
Familiares de las víctimas habían advertido a los agentes del carácter violento del arrestado, según han indicado a Europa Press fuentes policiales. La investigación se encuentra bajo secreto de sumario.