BARCELONA 2 Dic. (EUROPA PRESS) -
El funcionario que fue secuestrado y apaleado durante el motín de 2004 en la prisión de Quatre Camins, en La Roca del Vallès (Barcelona), identificó esta tarde a los nueve presos que le apalearon a él y al subdirector del centro y que le retuvieron hasta que finalizó la revuelta, originada tras una semana de "mucha tensión" durante la que aparecieron "pintadas amenazadoras" casi cada día contra su jefe.
J.L. explicó que vio como el acusado Francisco de P.H.D. recriminaba al subdirector por no dejarle llamar y por un incidente con otro preso, le amenazaba y se alejaba chillando: "Están calentando el patio". "Lo que llamaba la atención es que todos llevaban las manos en los bolsillos o detrás", dijo en referencia al grupo de nueve reos que, instantes después, se abalanzaron sobre él y sobre su jefe con palos y objetos punzantes.
El funcionario intentó ayudar al subdirector, pero éste ya estaba "en el suelo, inconsciente y con los ojos en blanco", y a él le estaban acorralando contra la pared. El acusado José A.B. lo obligó a ir a la lavandería amenazándolo con un punzón con el cuello, aunque volvió a sacarlo al patio, donde le sentaron en una silla, le sacaron la chaqueta del uniforme y le pusieron una de chandal para "que si entraban los Mossos les costara identificarme".
Los amotinados permitieron que sacaran al subdirector del patio. "Dejadlo, que ya tenemos a uno", dijo uno de los reos. Mientras estuvo secuestrado, Antonio P.S. le pegó en varias ocasiones y preguntó reiteradamente por qué no mataban ya a J.L., quien ahora se siente "incapaz" de salir al patio de un módulo ordinario. "Pienso que aquella vez tuve suerte y pude salir, pero que la próxima vez puede que no", señaló.
La víctima explicó que era el segundo motín que vivía en Quatre Camins y denunció que tras la revuelta de 2002, sólo se reforzó de forma "temporal" la cárcel. Tras el amotinamiento de 2004, "doblaron el número de funcionarios y durante un tiempo hubo la mitad de presos" en el módulo 1, pero no se mejoró la seguridad del búnker ni se estableció un protocolo que indicaran qué hacer en caso de revuelta.
Uno de los funcionarios apuntó a Francisco d. P.H.D. como el autor de la puñalada al subdirector pues, antes de perderlo de vista, era él quien le amenazaba con el punzón en el cuello poco después de que le dijera que habían pedido refuerzos, "que luego no vinieron". Añadió que los amotinados "se cebaron" con el responsable, quien "recibía amenazas de muerte diariamente en el módulo", según dijeron varios empleados.
El juicio se prolongó hasta bien entrada la noche y mañana seguirá con la declaración de más testigos.