MADRID 22 May. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno reconocerá el próximo martes en el Consejo de Ministros a Palestina si bien dista mucho de ser un Estado al uso, puesto que está compuesto por varios territorios separados entre sí y que, en el caso de la Franja de Gaza, está inmerso actualmente en un grave conflicto en el que Israel ha arrasado buena parte del territorio en su lucha contra el grupo terrorista Hamás.
El Estado palestino que reconocen ya más de 140 países de todo el mundo --con la salvedad principalmente de países Occidentales-- está compuesto por la Franja de Gaza, gobernada por Hamás, y Cisjordania, bajo la batuta de la Autoridad Palestina que lidera Mahmud Abbas y convertida en una especie de 'queso Gruyère' por los asentamientos israelíes, así como la reinvindicación sobre Jerusalén Este.
Sánchez ha anunciado ante el Congreso que el Gobierno dará este paso en "un acto de paz, de justicia y de coherencia" y ha defendido que con ello lo que busca es preservar la solución de dos Estados, en "riesgo real", según él, por la ofensiva militar israelí, y ha confiado en que otros países se sumen a España, Irlanda y Noruega, cuyos gobiernos también han adelantado que procederán al reconocimiento el 28 de mayo.
La apuesta del Gobierno, según ha manifestado el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en repetidas ocasiones es "un Estado palestino realista y viable que incluya Cisjordania y Gaza bajo una única Autoridad Nacional Palestina, conectados por un corredor con un acceso al mar y un puerto en Gaza y con su capital en Jerusalén Este". Este Estado, además, "es la mejor garantía para la seguridad de Israel y para la paz de la región".
Sin embargo, ese Estado como tal no existe actualmente. La Franja de Gaza está bajo el control del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) desde 2007, tras un breve conflicto con las fuerzas de Al Fatá, que lidera Abbas, después de haberse impuesto en las elecciones parlamentarias de 2006. Pese a los esfuerzos en aras de la reconciliación, esta división se mantiene a día de hoy y desde 2006 no se ha renovado el Consejo Legislativo palestino.
Hamás es considerado como una organización terrorista por la UE y el Ejecutivo español no ha dudado en todo momento en calificar como acto terrorista el ataque masivo del 7 de octubre, al tiempo que ha dejado claro que no puede ser considerado un interlocutor válido de cara al futuro. Este grupo terrorista, ha dicho Sánchez ante el Congreso, "tiene que desaparecer si queremos una paz estable y duradera".
Por lo que se refiere a la Autoridad Palestina, a la que el Gobierno español considera el único representante legítimo de los palestinos y un "interlocutor para la paz", está comandada por Mahmud Abbas desde las elecciones de enero de 2005, celebradas tras la muerte del líder histórico Yasir Arafat. Tampoco se han convocado desde entonces presidenciales, pese a un intento frustrado en 2021, lo que ha generado críticas en cuanto a la legitimidad del presidente palestino, de 89 años.
UTILIDAD DEL RECONOCIMIENTO
En estas circunstancias, distintos diplomáticos conocedores del conflicto en Oriente Próximo consultados por Europa Press, han cuestionado el paso que se dispone a dar el Gobierno y la utilidad del mismo, ya que consideran que no va a cambiar nada sobre el terreno y va a dejar a España en una posición en la que no tendrá capacidad de influir en el futuro.
Como se esperaba, el Gobierno israelí ha tardado pocos minutos en responder y lo ha hecho llamando a consultas a su embajadora en Madrid, Rodica Radian-Gordon, y convocando en el Ministerio de Exteriores a la embajadora española en Tel Aviv, Ana Salomón. En opinión del ministro israelí, Israel Katz, España está dando "una medalla de oro a los asesinos de Hamás" con el reconocimiento.
Esta es la segunda vez que la embajadora israelí es llamada a consultas, después de permanecer durante algo más de un mes en Israel a finales de 2023 tras unas declaraciones de Sánchez cuestionando que el Ejército israelí respetara el Derecho Internacional Humanitario en su actuación.
Dado que la estancia Radian-Gordon concluye a principios de julio, esta podría no volver a su puesto. Está por ver si bien el Gobierno de Benjamin Netanyahu opta además por demorar la llegada de su sucesor, Zvi Vapni, nombrado hace ya meses.
Israel también podría optar por expulsar a la embajadora española, advierte un diplomático. También podría retirar el permiso al actual cónsul general en Jerusalén, Alfonso Lucini, si el Gobierno optara por designarle como el embajador ante Palestina. Actualmente, el Consulado General en Jerusalén, creado en 1853, se encarga de las relaciones de España con la Autoridad Palestina, y sirve de oficina consular para toda la ciudad de Jerusalén, así como para Cisjordania y Gaza.
Pero sin duda, coinciden los diplomáticos consultados, la principal consecuencia es que España quedaría invalidada como interlocutor imparcial para un futuro. "Es improbable que la Conferencia de Madrid de 1991 se repita", subraya uno de ellos, incidiendo en que no es probable que Israel acepte que España pueda ser anfitrión de una eventual conferencia de paz.
"Es un desperdicio", resume otro diplomático, puesto que una vez que se haga el reconocimiento no cabe marcha atrás, y cuestiona que se vaya a obtener algo a cambio, equiparando este paso con el giro respecto al Sáhara Occidental que también se hizo unilateralmente. Un gesto de este tipo, subraya este diplomático, solo sería efectivo si España lo hiciera acompañada realmente de estados de peso y en el marco de toda una serie de incentivos que puedan conducir a la negociación.
YA HAY RELACIONES CON LA AUTORIDAD PALESTINA
En realidad, con Palestina "lo único que nos falta es reconocer formalmente", destaca otro diplomático, debido a que, tal y como señala Exteriores en su información sobre este territorio en su web, las relaciones diplomáticas son "excelentes" y hay un "frecuente intercambio de visitas a diversos niveles", la última de ellas la realizada por Sánchez el pasado noviembre, cuando se reunió en Ramala con Abbas.
Cuando España estableció relaciones diplomáticas con Israel en enero de 1986, también hizo un reconocimiento de la Organización Liberación de Palestina (OLP) como "el representante legítimo del pueblo palestino". Al crearse en 1994 la Autoridad Nacional Palestina como resultado de los Acuerdos de Oslo, la relación continuó con dicha entidad y su líder, Yasir Arafat, visitó España en varias ocasiones.
También los distintos presidentes han visitado Ramala e incluso, en el caso de José María Aznar, en julio de 1999 aterrizó en el aeropuerto de Gaza, a cuya construcción ayudó España y que Israel destruyó en 2002, donde le recibió Arafat.
En 2010, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decidió elevar el rango de la 'embajada' palestina en Madrid, que pasó a ser misión diplomática. Con ello el representante palestino pasó a ser tratado como embajador, a presentar cartas credenciales ante el Rey y a asistir a la recepción del Cuerpo Diplomático, como hacen el resto de embajadores.
Un año después, cuando Palestina solicitó entrar en la UNESCO, España votó a favor, como también emitió su voto favorable en noviembre de 2012 cuando la Asamblea General de la ONU a que se convirtiera en Estado observador. Más recientemente, y tras haber adelantado el reconocimiento del Estado palestino, también ha respaldado su entrada como miembro de pleno derecho en Naciones Unidas.