MADRID, 9 Ene. (EUROPA PRESS) -
El hallazgo de aceite de speed camuflado en garrafas para limpiar cemento permitió la mayor intervención de droga sintética en España y la segunda en Europa en los últimos 20 años por el volumen de sustancia intervenida. La red estaba liderada por ciudadanos holandeses y se financiaba con la venta en Holanda de hachís y marihuana que viajaba también camuflada, en este caso en transformadores eléctricos trifásicos.
"Manejamos la hipótesis de que todo lo intervenido pueda ser el stock de la organización criminal al que no pudo dar salida debido al inicio de la pandemia de covid-19", ha señalado en declaraciones a Europa Press el jefe de sección de UDYCO Central, la unidad de la Policía Nacional que participó en esta relevante operación en colaboración con la Guardia Civil, bajo la coordinación del CITCO (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado).
Este especialista policial en droga sintética --la creada utilizando productos químicos artificiales-- diferencia entre el éxtasis y el sulfato de anfetamina. De esto mismo se ha intervenido 200 litros en los registros en los pisos y lugares que utilizaban como laboratorios, principalmente en Barcelona, aunque también habían extendido su logística a otros puntos como Málaga e Ibiza.
"Este aceite de speed es la sustancia previa para elaborar la droga y calculamos que con esa cantidad se podría haber dado salida a casi 800 kilogramos de speed", señala.
DOBLE VIAJE A HOLANDA
Entre las novedades que subraya este responsable de UDYCO están que la organización utilizaba el "doble viaje" a Holanda. En la ida transportaban hachís y marihuana escondida en transformadores eléctricos trifásicos manipulados, que eran enviados bajo la apariencia de mercancía lícita con coches clásicos.
Estos transformadores disponían en su interior de un doble fondo con capacidad para trasladar cientos de kilogramos de droga por viaje y estaban dotados de un sofisticado sistema de apertura eléctrico-hidráulico ideado para imposibilitar su descubrimiento y asegurar la ocultación de la droga.
El seguimiento a un camión al que se le dio el alto en Irún permitió descubrir que, de vuelta a España, la red retornaba la droga sintética para terminar el proceso de elaboración. "El aceite de speed no es apto para el consumo porque puede resultar letal", explica el experto de la Policía Nacional, de ahí que se optara por un modus operandi algo más "retorcido" del habitual.
El jefe de sección de UDYCO reconoce que para ellos causó sorpresa el hallazgo de 827.000 pastillas de MDMA (éxtasis), una droga que "estaba en desuso porque se prima más la producción y consumo del conocido como cristal". "Creemos que la elección de la pastilla puede deberse a que sí permite que se adultere más, mezclándose con otras sustancias como cocaína o incluso medicamentos tipo paracetamol", ha asegurado.
OPERACIÓN CON TRES FASES
La operación se ha desarrollado en tres fases, la última de ellas a finales de noviembre con diez registros --cinco de ellos simultáneos-- en las provincias de Barcelona, Málaga e Ibiza. Se detuvo a nueve personas en estas ciudades, todo el escalón intermedio de la organización, así como al máximo responsable de ésta, un ciudadano holandés. Ocho han ingresado en prisión.
El jefe de sección de UDYCO Central destaca, no obstante, que fue en la primera fase --en octubre-- cuando los policías avanzaron en la investigación al poder determinar con el hallazgo del aceite de speed cuál era la logística de esta organización con ramificaciones internacionales, ya que daban salida de la droga tanto en Holanda como en Reino Unido.
Para financiar o sufragar la droga sintética que procedía de Holanda, tanto en formato pastillas MDMA como en anfetamina líquida para su fabricación en los laboratorios clandestinos de Barcelona, enviaban grandes cantidades de hachís y marihuana, procedentes de Málaga y de Barcelona, para su posterior venta en Holanda y en el Reino Unido.
Se han intervenido 827.000 pastillas de MDMA, 76 kilos de sulfato de anfetamina, 39,5 kilogramos de cristal, 217 litros de anfetamina líquida, 310 kilogramos de hachís, 89 kilogramos de marihuana, 2.000 dosis de LSD y 1,65 kilogramos de cocaína rosa.
La droga que fabricaban tenía como destino abastecer el mercado negro en el arco mediterráneo español, es decir, en las comunidades autónomas de Andalucía, Islas Baleares, Valencia y Cataluña, donde la organización disponía de redes para su distribución.
También se han intervenido armas de fuego. Durante la fase de explotación, en uno de los registros, un integrante de la organización criminal disparó contra agentes de las unidades tácticas que accedieron a una de las viviendas objeto de las pesquisas policiales.