Totorika afirma que gracias a las movilizaciones de esos días, "se derrumbó el muro de la indiferencia"
BILBAO, 11 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las instituciones vascos, todos partidos políticos, sindicatos y ciudadanos han participado este martes en Ermua en el acto de recuerdo y homenaje convocado por el Ayuntamiento de la localidad vizcaína en el vigésimo aniversario del secuestro y asesinato del edil del PP Miguel Ángel Blanco y de la movilización ciudadana que se produjo.
El acto, que ha concluido con una ofrenda floral, se ha desarrollado ante el monolito de Agustín Ibarrola 'Homenaje a las víctimas', donde se han reunido alrededor de doscientas personas, entre ellas vecinos de Ermua y familiares de víctimas del terrorismo.
Al homenaje, han asistido, entre otros, representantes de las instituciones vascas, como los consejeros del Gobierno Vasco Iñaki Arriola y Estefanía Beltrán de Heredia, la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejería, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra, o el delegado del Gobierno, Javier de Andrés.
El acto ha contado con la presencia de representantes de todos los partidos vascos, entre ellos Itxaso Atutxa (PNV), Patxi López, Idoia Mendia y José Antonio Pastor (PSE-EE), Alfonso Alonso y Borja Semper (PP), Nagua Alba (Podemos), Maddalen Iriarte, Peio Urizar y Julen Arzuaga (EH Bildu), e Isabel Salud e Iñigo Martínez (Ezker Anitza-IU). Entre los representantes sindicales, se encontraba el secretario general de UGT-Euskadi, Raúl Arza.
Durante el homenaje, el alcalde de Ermua, Carlos Totorika, ha resaltado que, gracias a las movilizaciones realizadas para pedir la liberación de Miguel Ángel Blanco, "los ciudadanos nos convertimos en motores de la libertad".
Totorika ha recordado que en julio de 1997, fecha en la que también dirigía la Alcaldía vizcaína, "el miedo por la amenaza de ETA, el sufrimiento por la falta de libertad, el dolor de miles de familias por el asesinato de familiares o amigos conformaban una realidad insoportable para muchos". "La liberación de Ortega Lara nos recordaba la imagen de un preso que salía de un campo de concentración nazi. ETA llevaba asesinadas a más de 800 personas, y había conformado junto a Herri Batasuna un estado paralelo, una red mafiosa que llegaba a todos los rincones de Euskadi", ha añadido.
"Una red que cuando asesinaba a uno era para avisar a muchos. Un estado paralelo que puso contra las cuerdas a la sociedad civil, y tenía a las instituciones debilitadas. En aquel momento, en las calles, en los bares, en la universidad, no se hablaba de política. De hacerlo, solo se hacía entre conocidos y en voz baja", ha remarcado el alcalde socialista.
Para el regidor de Ermua, con el secuestro de Miguel Ángel Blanco, "y a pesar de que algunos pensábamos que las posibilidades de que fuera liberado eran escasas porque conocíamos la historia de ETA basada en el terror", se fue consciente de que había que responder a la amenaza de la banda terrorista. "En Ermua no estábamos dispuestos ni al silencio, ni a la resignación", ha afirmado. "Había que movilizarse para exigirles que le liberaran, y para llamarles asesinos a la cara, abiertamente, sin excusas de conflictos ni de patrias", ha apuntado.
El primer edil ermuarra ha comentado que las movilizaciones también fueron contra un terrorismo que "con cada secuestro y asesinato, pretendía robarnos la libertad a todos". "Querían hacernos perder la esperanza e imponer así su visión totalitaria y excluyente, haciendo una Euskadi en la que cabían solo una parte de los nacionalistas, diviéndonos en buenos y malos. Para ETA, las personas y sus derechos eran secundarios, ya que la patria, la tribu, era lo importante", ha criticado.
Sin embargo, Totorika ha subrayado que cuando ETA secuestró a Miguel Ángel Blanco y amenazó con asesinarle, "no podía suponer que la respuesta de la movilización popular iba a ser muy importante, cualitativamente distinta a las anteriores y con efectos notables en el devenir político de ETA, del País Vasco y del Estado". "Miguel Ángel Blanco se convirtió en el rostro de la persona que había detrás de cada asesinato. Él y su familia personalizaron el trato inhumano de ETA", ha manifestado.
"Se derribó así el muro de la indiferencia y el miedo que impedía ver a las víctimas y a la propia miseria humana en la que estaba instalada la sociedad vasca. Cada persona consiguió superar el miedo y la parálisis provocada por la violencia y nos encontramos mejor, con más dignidad. Los ciudadanos nos convertimos en protagonistas, en motor de la libertad", ha destacado.
A juicio del alcalde de Ermua, "a partir de entonces, cada asesinato provocó movilizaciones, en vez de parálisis y silencio, saliendo ETA debilitada y el Estado de Derecho fortalecido. Derrotar a la banda terrorista ya no iba a ser solo una tarea de las fuerzas de seguridad, los jueces, o los partidos políticos, y además se aceleró el tratamiento internacional de ETA como organización terrorista", ha dicho.
"ETA nos robó la vida de Miguel Ángel, pero no nos robó la libertad ni la dignidad. Aquellas movilizaciones merecieron la pena, y entre todos, junto al Estado de Derecho, conseguimos derrotar a ETA. Ahora queda que ETA se disuelva, y que tanto la banda terrorista como HB critiquen y condenen su pasado. Que afirmen que aquello estuvo mal, porque la verdad histórica es que a través de la violencia mutilaron la vida de muchos y la libertad de todos los que no pensaban como ellos", ha censurado.
Totorika ha finalizado exigiendo a ETA y la izquierda abertzale que pidan perdón a las víctimas y familiares "para que puedan descansar. Tienen que criticar no solo el acto inadmisible de quitar la vida a otra persona, sino también el motivo por el que se hizo". "Únicamente desde un respeto cierto, auténtico hacia la libertad y la pluralidad conseguiremos la convivencia", ha reiterado.
INSURRECCIÓN CÍVICA
Por su parte, el periodista José María Calleja ha definido las movilizaciones producidas tras el secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco como "una insurrección cívica". "Nunca tanta gente había salido a la calle a vencer el miedo. Con el asesinato de Miguel Ángel, el vaso se desbordó, pero para que se desbordara es que previamente estaba lleno", ha sostenido.
"Muchas personas salieron a la calle porque pensaron que si no lo hacían, una parte de la responsabilidad de la muerte caería sobre ellos. Este asesinato desató una serie de emociones, y las movilizaciones conllevaron un arreón de rabia e indignación. Tengo la sensación de que los pocos que continuaban pensando que ETA era una organización liberadora dejaron de hacerlo", ha asegurado.