MADRID, 24 Ene. (EUROPA PRESS) -
La juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela ha acordado este martes el ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza Ana M., la mujer de nacionalidad mexicana detenida ayer en Pinto (Madrid) a la que se atribuye labores de enaltecimiento, adoctrinamiento y captación para el Daesh. Cambió radicalmente su imagen y se le encontró material alentando a la "yihad femenina".
En su auto, la titular del Juzgado Central de Instrucción número 3 señala que los hechos podrían encuadrase en los delitos de apología o enaltecimiento de acciones o individuos terroristas (articulo 578 del Código Penal), o de captación de nuevos miembros del Estado Islámico (art 577) o de entrenamiento o autocapacitación para cometer delitos de terrorismo (art 575) "en cuanto a las actividades de captación, adoctrinamiento, adiestramiento o formación, dirigida a la incorporación de otros a una organización o grupo terrorista o a la perpetración de delitos terroristas".
Justifica el ingreso en prisión de la detenida dada la gravedad de los delitos que se le atribuyen y la eventual pena a la que pudiera ser condenada, lo que aumenta el riesgo de fuga, así como la falta de suficiente arraigo en España, puesto que tiene origen mexicano y dispone de facilidad para viajar a Marruecos, de donde es su marido, también investigado en esta causa.
También subraya la juez la existencia de riesgo de destrucción de pruebas de los delitos imputados, así como de reiteración delictiva, teniendo en cuenta, dice, "que la investigada viene operando dentro de un grupo de personas que tiene vínculos con distintos países", sin olvidar su "peligrosidad", añade, pues "viene realizando labores de enaltecimiento, adoctrinamiento y captación propios del DAESH".
En el domicilio ocupado por la investigada y su marido, relata el auto, se encontraron dispositivos con imágenes alentando a la yihad femenina, acceso a páginas de mujeres musulmanas, búsquedas realizadas en Google de México o acceso a perfiles de Facebook pertenecientes a musulmanes conversos originarios de Hispanoamérica. "En el mismo sentido, -dice- fue descubierta una serie de audio incitando de manera explícita a la yihad y ensalzando la figura del mártir".
El auto añade que la detenida, que adopto el nombre Hajar cuando se convirtió al Islam, ha sufrido un proceso de transformación que "partiendo de una imagen que podría decirse occidenteal, en un periodo de tiempo relativamente corto, ha pasado a destacar por una importante transformación con una estética rigorista con los preceptos más radicales del islam".
Añade la juez que los investigadores han visto también que la mujer no tiene vida social y sus actividades diarias se reducen simplemente al cuidado de sus hijos, "no teniendo amistad con ninguna mujer de su vecindario, lo que es significativo dentro de los islamistas más radicales ya que se aíslan de su entorno evitando el contacto y relación con los que no comparten su doctrina e ideales (los infieles)".
EL CHAT RELIGIOSO DE LOS DOMINGOS
Asimismo, los investigadores han aportado indicios de que Hajar chateaba con familiares y en grupos de chats acerca del Islam y añaden que del análisis de dichas conversaciones se desprende la existencia de un grupo concreto "que generalmente se conecta los domingos de cada semana modalidad de videoconferencia, donde se leen escritos relacionados con la vida del profeta y se lee la 'sunnah' -que cuenta las costumbres de Mahoma no reflejadas en el Corán-.
En estos chats, Ana ejece el papel central de lectora, gestiona la actividad de las reuniones y fiscaliza la actividad religiosa de los miembros "asesorando a cuestiones de sus interlocutores sobre hechos cotidianos y sobre la captación de nuevos devotos al Islam", añade el auto de la juez Lamela.
Todo ello contribuye a la inicial configuración del delito que se imputa a la detenida, según la magistrada, si bien "con carácter provisional y sin que constituya un prejuzgar sobre el fondo del asunto lo cual está reservado para el momento procesal posterior oportuno".
Según la investigación policial en el año 2010, todavía en su ciudad natal, dejó constancia de su profundo rechazo a su pasado católico y de su deseo de vincularse emocionalmente con un musulmán.
Tras contraer matrimonio con un hombre actualmente en prisión tras ser detenido en una operación de la Guardia Civil en la misma localidad madrileña en mayo de 2016, se agudizó su proceso de autoradicalización que la llevó a un aislamiento de la comunidad, con total ausencia de relaciones sociales ajenas al ámbito radical.