MADRID, 16 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Guardia Civil ha participado en la liberación de un ciudadano español que residía en Venezuela y había sido secuestrado por una organización criminal con la intención de reclamar un rescate. En este caso, los secuestradores, como medida de presión, amputaron un dedo a la víctima y se lo enviaron a sus familiares, con el fin de forzar el pago del rescate.
La operación, bautizada TEPUY, ha sido desarrollada por el Equipo de Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central Operativa (UCO), la División del FBI de Ft. Myers en Tampa (Estado de Florida-EEUU), la División de Delitos Contra la Libertad Individual de la Policía de Panamá, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas -CICPC de Venezuela y a nivel judicial a las Fiscalías responsables en materia de secuestros e internacional.
La investigación se inició cuando la Comandancia de Las Palmas recibió una denuncia en la que se indicaba que dos hermanos, residentes en Venezuela, habían sido secuestrados cuando se desplazaban en vehículo por la población de El Sombrero (Venezuela).
Según ha informado la Guardia Civil, los secuestradores se hicieron pasar por policías venezolanos e iban "fuertemente armados" y "con chalecos antibala". Al cabo de unas horas, la banda dejó en libertad a una de las dos víctimas, con el objeto de que la familia sufragara los 500.000 dólares que exigían.
Para la negociación, se estableció un equipo en coordinación con la familia. Asimismo, la Guardia Civil contactó con la Embajada de España en Caracas (Venezuela) para verificar e iniciar labores de asesoramiento, ya que un hermano de la víctima comenzó a recibir llamadas de extorsión por parte de los secuestradores.
Finalmente, detectaron que el delincuente encargado de efectuar las llamadas de extorsión se encontraba en la localidad de Tampa (Estados Unidos) y para ello los agentes contactaron con la División del FBI en Tampa (Florida).
El FBI, con los datos de la investigación aportados por la Guardia Civil, identificó y detuvo al criminal que realizaba las llamadas de extorsión, que resultó ser un ciudadano venezolano residente en EE.UU., con un extenso historial delictivo en su país de origen.
Por otro lado, un segundo interlocutor, "con grandes dosis de violencia verbal y sin rebajar sus pretensiones económicas", se puso en contacto con los familiares de la víctima desde Panamá y fue localizado por la Guardia Civil, en colaboración con las autoridades de Panamá.
Tras la liberación, la víctima se encontraba en buen estado de salud, salvo por la amputación sufrida y el deterioro físico y mental por los 38 días de cautiverio.
Además, explicó a los agentes de forma detallada, cómo había estado sometido "a fuertes medidas de seguridad, destacando su custodia por más de una veintena de hombres, fuertemente armados, con armas de fuego cortas, largas, granadas de mano y armas blancas".
También relató que lo mantuvieron oculto en una zona aislada y boscosa del Estado de Aragua (Venezuela), y "cambiando hasta en tres ocasiones de emplazamiento, siempre en zonas muy alejadas de cualquier vía de comunicación o poblaciones".