MADRID, 19 Oct. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha revelado este miércoles que ha iniciado conversaciones "confidenciales" con personalidades de Gibraltar para explicarles personalmente su oferta de cosoberanía y las consecuencias que tendría para el Peñón no aceptarla.
En un almuerzo-coloquio organizado por el Club Siglo XXI el jefe de la diplomacia no ha querido precisar quiénes son esas personas con las que está hablando ni si entre ellas figuran miembros del Gobierno gibraltareño que preside Fabian Picardo.
La postura oficial de España en la actualidad pasa por rechazar encuentros bilaterales formales con el Ejecutivo de Gibraltar, si bien no tendría problema en recibir a las autoridades gibraltareñas siempre que se integrasen dentro de una delegación británica.
García-Margallo ha precisado que en esos contactos se les está explicando a los gibraltareños que, cuando se concrete el 'Brexit', solo tendrán dos opciones: o permanecer siendo solo británicos, pero fuera de la UE, o "hispano británicos dentro de la UE" si aceptan la fórmula de la cosoberanía.
A pesar de que el Gobierno británico y el gibraltareño han rechazado la propuesta de cosoberanía rescatada ahora por España --se llegó a negociar sin éxito en 2002-- García-Margallo se ha mostrado convencido de que esta postura cambiará "cuando en Gibraltar sean conscientes de que la negociación entre el Reino Unido y la UE no les ampara".
Cuando Reino Unido invoque el artículo 50 del Tratado de la UE, lo que se espera para marzo de 2017, empezará la negociación entre Londres y la UE para concretar el 'Brexit' en un plazo máximo de dos años. Será en ese momento cuando los Veintisiete tendrán que acordar "por unanimidad" las orientaciones del mandato que darán a la Comisión Europea para negociar, ha subrayado.
España sostiene que Gibraltar no podrá ser incluido en esa negociación, como querrían los gibraltareños, que aspiran a que Londres pueda negociar con la UE un estatus particular para el Peñón tras el 'Brexit' que les permitiese disfrutar de unos vínculos mayores con la Unión de los que tendrá el resto del Reino Unido cuando abandone el club.
Pero España se opone firmemente a esta aspiración y ha pedido formalmente por carta a sus socios europeos apoyo en esta batalla, para dejar a Gibraltar fuera de las negociaciones sobre el 'Brexit', de manera que un futuro estatus del Peñón dentro de la UE sea una cuestión que solo pueda tratarse de manera bilateral entre España y Reino Unido.
De momento, España no ha recibido respuesta de los ministros europeos de Exteriores, ha precisado García-Margallo, que espera que hagan pública su posición en el debate que se abrirá previsiblemente al respecto en marzo próximo.
LOS PUNTOS FUERTES DE ESPAÑA EN LA NEGOCIACIÓN
España considera que en esta batalla diplomática parte con ventaja frente a Reino Unido en dos aspectos. Uno, que su tesis de resolver el contencioso por la vía del diálogo bilateral con Londres coincide con la doctrina de la ONU, y dos, que la jurisprudencia europea, en concreto la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE de 12 de septiembre de 2006, dice en uno de sus considerandos que "Gibraltar es actualmente una colonia de la Corona británica" que "no forma parte del Reino Unido".
Por tanto, "si no forma parte de Reino Unido, es obvio que las negociaciones entre Reino Unido y la UE no pueden abarcar a Gibraltar", ha subrayado el ministro García-Margallo. "Sería bastante absurdo que hubiese una colonia de un Estado tercero en territorio comunitario", ha añadido.
Cuando en el Peñón sean conscientes de esto y "cambien los hábitos mentales", en palabras del ministro, entonces los gibraltareños accederán a negociar la oferta de la cosoberanía. Al menos eso es en lo que confía el Gobierno español, que considera que en el Peñón al menos ya se ha abierto una reflexión en este sentido.
Reflexión motivada entre otras cosas porque el dinero es "cobarde" y ya hay inversiones paralizadas en Gibraltar como consecuencia de la actual incertidumbre, según ha apuntado el ministro, a quien escuchaba atentamente sentado en la sala el embajador británico en España, Simon Manley.