MADRID, 9 May. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo ha relatado este lunes que "desde el primer momento" se sabía que los tres periodistas españoles liberados en Siria habían sido secuestrados por el Frente Al Nusra, una filial de Al Qaeda, y no por el autodenominado Estado Islámico (EI o DAESH) y que eso dio "una enorme tranquilidad" dentro de la "angustia" del secuestro.
"Si hubiese sido DAESH hoy no estaríamos hablando en la forma y en la forma y término en que lo estamos haciendo", ha dicho en declaraciones a Antena 3, recogidas por Europa Press, dos días después de la liberación de Ángel Sastre, Antonio Pampliega y José Manuel López tras 10 meses de secuestro en Siria.
Margallo ha reconocido que Al Nusra es un grupo terrorista, calificado así por la ONU, y una filial de Al Qaeda, pero ha añadido que "no comete las atrocidades" que suele difundir DAESH, "que convierte a las víctimas en protagonistas de su propio horror para difundir y proyectar su imagen".
"Nos dio una cierta tranquilidad dentro de la angustia de tener tres compañeros secuestrados y con periodos negros de falta de información. El CNI ha trabajado maravillosamente bien", ha resumido.
Margallo ha aprovechado para agradecer la colaboración de Turquía y Qatar en la liberación de los periodistas, aunque sin desvelar en qué ha consistido la colaboración de los qataríes, alegando que la discreción es lo mejor para que "esto siga saliendo bien". Según ha dicho, él estuvo con representantes de los dos países en Bakú hace dos semanas.
ESPAÑA TIENE BUENA RELACIÓN CON TODOS LOS PAÍSES
A su modo de ver, lo importante es que España ha "sembrado" para tener buenas relaciones diplomáticas con todos los países que, "de una manera u otra, están implicados en el área", aunque tengan "sensibilidades distintas". Ahora, ha dicho, toca expresar agradecimiento por la ayuda en una situación tan delicada y dejar claro que España estaría dispuesta a responder con la misma generosidad llegado el caso.
Margallo ha calificado la liberación como un momento de "extraordinaria felicidad" y ha destacado el buen trabajo tanto de los servicios de información como del servicio exterior.
También ha relatado que a lo largo de todo el secuestro ha habido que garantizar que los secuestrados estaban vivos --por ejemplo remitiendo preguntas personales de sus familiares-- y que los interlocutores tenían capacidad real de liberarlos, porque siempre en estos procesos hay "centenares de llamadas de gente que dice que puede hacer algo" y luego no es así.