MADRID, 15 Nov. (EDIZIONES) -
El detonante fue una pelea en las fiestas de la Bajada de la Virgen de Los Reyes, patrona de la isla de El Hierro, entre los vecinos de las localidades de El Golfo (Frontera) y El Pinar. La riña provocó que los habitantes de El Pinar retomaran una antigua aspiración independentista e iniciaran los trámites para segregarse del Ayuntamiento de La Frontera, del que dependían. Su constitución como municipio independiente se materializó en septiembre de 2017.
El caso de El Pinar no es excepcional, desde 1977 más de un centenar de municipios se han independizado de otras localidades, según información recabada por europapress.es del Instituto Nacional de Estadística (INE). Todos estos procesos de segregación están regulados por ley, deben estar justificados y no pueden suponer una modificación de las fronteras provinciales.
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En el caso de El Pinar el proceso de independencia se precipitó por una simple riña. Según la tradición, la imagen de la virgen recorre los distintos pueblos de El Hierro acompañada de danzarines de cada localidad que al llegar a la frontera del término municipal debe entregársela a los danzarines del siguiente pueblo.
En julio de 2005, los danzarines del municipio de El Golfo insistieron en bailar más tiempo en una zona en la que los protagonistas tradicionalmente eran los bailarines de El Pinar argumentando que su municipio tenía más población. Esto provocó la indignación de los vecinos de El Pinar que constituyeron una comisión promotora para constituirse como municipio propio.
Tras recabar las firmas de la mayoría de los vecinos, la petición de segregación fue presentada ante el Ayuntamiento de la Frontera que elevó el expediente al Cabildo Insular, quien finalmente aprobó por mayoría absoluta el acuerdo en abril de 2007.
La Ley de Bases de Régimen Local subraya que la creación de nuevos municipios sólo podrá realizarse sobre la base de núcleos de población territorialmente diferenciados y siempre que los municipios resultantes cuenten con recursos suficientes para el cumplimiento de las competencias municipales y no suponga disminución en la calidad de los servicios que venían siendo prestados.
Además, desde la reforma de 2013 se añade que para poder independizarse una localidad debe tener al menos 5.000 habitantes y los municipios resultantes deben ser financieramente sostenibles. Y la decisión debe contar con el visto bueno de la Comunidad Autónoma a la que pertenezca el municipio y ser informada al Gobierno.
La independencia no ha sido siempre fácil de conseguir para los municipios que la han reivindicado en el pasado y en algunos casos las condiciones impuestas por la ley han supuesto un obstáculo insalvable al proceso, especialmente tras las condiciones impuestas con la reforma de 2013.
LA INDEPENDENCIA DE ITSASO
Así ha ocurrido en el caso de Itsaso, en Guipúzcoa, cuyo independencia ha durado apenas dos meses, entre diciembre de 2016 que se declaró y febrero de 2017 en que se denegó la inscripción de Itsaso como municipio en el registro de entidades locales alegando que no cumplía con el requisito de contar con al menos 5.000 habitantes.
El 74% de los 158 vecinos de Itsaso aprobó en diciembre del 2016 la desanexión de Ezkio, municipio al que había sido anexionado en 1964, "en plena dictadura, sin conocimiento ni consentimiento de sus vecinos", según ha explicado en el Congreso de los Diputados este miércoles el diputado del PNV Iñigo Barandiaran.
Tras la consulta, el Consejo de Gobierno foral aprobó el decreto de desanexión, pero el proceso ha sido rechazado por el Ejecutivo central que interpuso un recurso ante el Tribunal Superior vasco al considerar que incumple el artículo 13 de las bases del régimen local, que establece que una nueva localidad debe tener al menos 5.000 habitantes para constituir un municipio.
Interpelada por este tema, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha asegurado durante la sesión de contral al Ejecutivo en el Congreso que será necesario esperar a que los tribunales resuelvan sobre la segregación, porque el Ejecutivo sostiene que es contraria a la Ley de entidades locales que impide que pueblos tan pequeños, con 158 habitantes en este caso, se independicen.
Sáenz de Santamaría le ha respondido que la segregación pudo producirse desde 1995 y que pasaron 18 años sin que se tomara la iniciativa, hasta que "les dio" por hacerlo cuando ya se había aprobado la nueva Ley de régimen local que lo impide.
Más suerte tuvieron los vecinos de Balanegra que en finales de febrero de 2016, doce años después de un referéndum y tras casi 29 de autogobierno, aprobaron sus primeros presupuestos como municipio con un gasto previsto de 2,7 millones de euros.
Este municipio de Almería, de 2.835 habitantes, 23,55 kilómetros cuadrados de superficie y 2.200 metros de playa, se independizó del término municipal de Berja (Almería) en 2015. El proceso había comenzado en 1987, con el establecimiento de Balanegra como Entidad Territorial de ámbito inferior al municipio (EATIM) que daba respuesta a las demandas de los vecinos que, en su mayor parte, consideraban que los 22 kilómetros de distancia a Berja dificultaban la realización de gestiones y la recepción de servicios, según relata la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).
Casi tres cuartas partes de los vecinos de Balanegra mostraron su apoyo a la independencia cuando fueron consultados en referéndum en 2004. Los referéndums han sido habituales entre los municipios que se han independizado los últimos años. Así fue también como Marchamalo en Guadalajara decidió separarse de la ciudad de Guadalajara en 1996. Un olivo plantado en enero de 1999 en la plaza del pueblo recuerda esta independencia.
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