Deberá buscar una fórmula para liquidar los impagos después de que el TC declarase inconstitucional los créditos extraordinarios
MADRID, 3 Nov. (EUROPA PRESS) -
El pago de los programas especiales de armamento, la compra de nuevas armas con las que cubrir las necesidades de las Fuerzas Armadas, el sostenimiento e incluso incremento de las tropas de la misión en Irak para luchar contra el Estado Islámico, así como el mantenimiento de los compromisos internacionales en el resto de operaciones militares son los principales retos a los que se deberá enfrentar María Dolores de Cospedal al frente del Ministerio de Defensa.
La deuda que el Estado tiene con las empresas de armamento desde las grandes adquisiciones de finales de los noventa es una de las asignaturas pendientes de los sucesivos gobiernos, y sobre todo a raíz del estallido de la crisis económica, que ha limitado mucho los pagos.
Pero el verdadero problema no está en liquidar la deuda, sino a qué fórmula recurrir para lograrlo. Y es que el Gobierno de Mariano Rajoy ha optado por la fórmula del crédito extraordinario, de modo que mientras veía menguar su Presupuesto cada septiembre, con la presentación de las cuentas públicas por parte del Ministerio de Hacienda, en verano siguiente el Gobierno autorizaba un crédito para ir saldando sus compromisos.
Los programas especiales de armamento tienen un sistema de financiación especial que se basa en anticipos del Ministerio de Industria. El pago de lo que se adquiere se realiza con cargo al Presupuesto de Defensa y es en el momento de la entrega cuando el fabricante devuelve los anticipos al Tesoro Público.
MÁS DE 4.300 MILLONES DE EUROS EN CUATRO AÑOS
Con la fórmula de los créditos extraordinarios, el Gobierno de Mariano Rajoy ha pagado más de 4.300 millones de euros. Pero este método ha sido duramente criticado por la oposición, que lo recurrió ante el Tribunal Constitucional y éste lo declaró inconstitucional, de modo que está por ver cómo hace frente el nuevo Ejecutivo al pago de esta deuda de ahora en adelante.
Dentro de estos programas de armamento está el del avión de transporte militar de Airbus A400M, destinado a sustituir a los 'Hércules', aunque al final está resultando otro quebradero de cabeza para el Gobierno tanto por los problemas técnicos que está presentando como por las dificultades económicas para asumir los 27 aparatos que España se comprometió a adquirir.
El Gobierno está en conversaciones con Airbus Defence and Space para adquirir inicialmente 14 unidades y posponer la entrega de las otras 13 al menos hasta 2024 con la intención de que, si las condiciones económicas mejoran, España ya pueda asumirlos.
Sea cual sea la solución a la que se llegue finalmente, la nueva ministra de Defensa se estrenará recibiendo el primer A400M para el Ejército del Aire español, que Airbus Defence and Space tiene previsto entregar en los próximos días.
FRAGATAS F-110 Y BLINDADOS 8X8
Además de pagar todos los programas especiales de armamento comprometidos a finales de los noventa, las Fuerzas Armadas necesitan ir renovando su material, para lo cual el anterior Gobierno de Rajoy se comprometió a adquirir nuevas fragatas F-110 para la Armada y nuevos vehículos blindados 8x8 para el Ejército de Tierra, señaladas por el Estado Mayor de la Defensa como "dos de las necesidades militares más prioritarias".
Para el Ejército del Aire también es una prioridad la adquisición del Airbus A330 MRTT porque con ello se cubriría una necesidad estratégica como es el reabastecimiento en vuelo --sobre todo tras haber dado de baja el último Boeing 707 con el que se llevaba a cabo esta función--, pero ya se da por hecho que esta compra tendrá que esperar de momento.
Cospedal también deberá hacer frente a la problemática de los submarinos de la clase S-80, que parecen haber superado los problemas que surgieron en 2013 y que han retrasado varios años su puesta en marcha, al menos hasta 2020. Todavía no hay cifras de cuál será el coste total de los cuatro submarinos que están en construcción, pero sí que la demora ha conllevado un coste de unos 130 millones de euros.
En el capítulo de misiones, Cospedal estrena cartera con algo más de 2.300 militares desplegados en operaciones en el exterior. La más importante por número de efectivos (unos 600) es la de la ONU en Líbano, pero la que más retos plantea a corto plazo es sin duda la de Irak, donde las tropas españolas están integradas en la coalición internacional que lidera Estados Unidos contra el Estado Islámico.
Desde enero de 2015, algo más de 300 militares entrenan al Ejército iraquí para frenar el avance del grupo terrorista en el norte del país. En total, los españoles desplegados en la base de Besmayah han ayudado a formar a 9.107 efectivos iraquíes, a los que hay que añadir otros 5.613 del centro de entrenamiento de Taji, en las inmediaciones de Bagdad. Además, los militares españoles han instruido a los iraquíes en materia de operaciones especiales, contraterrorismo y localización y desactivación de artefactos explosivos improvisados.
100 MILITARES MÁS A IRAK
Este sería uno de los principales cometidos del nuevo contingente de militares que el Estado Mayor de la Defensa tiene planeado enviar a Irak en cuando el nuevo Gobierno lo apruebe. En total, serían alrededor de 100 efectivos más, entre ellos unos 25 guardias civiles para entrenar a la Policía iraquí.
Por otro lado, es previsible que el nuevo Gobierno continúe la tendencia del anterior de centrar buena parte de su antención en África en materia de Defensa, colaborando estrechamente con Francia en la mayoría de los casos. Las misiones en Malí, Senegal, Gabón, República Centroafricana y Somalia, que prevén su continuidad, son muestra de ello.
Dentro de la OTAN, la nueva ministra deberá dar cumplimiento a los compromisos que ya ha adquirido España para los próximos años. Por un lado, Defensa volverá a enviar 'cazas' al Báltico para las funciones de Policía Aérea en los años 2017 y 2018, al tiempo que se contempla el envío de una compañía, hasta 130 militares, en el batallón de la Alianza que lidera Canadá y que se desplegará en Letonia como parte de la política de disuasión frente a Rusia.
DEMANDAS DE LAS ASOCIACIONES
En cuanto a la atención al personal de las Fuerzas Armadas, para las asociaciones profesionales esta es la gran asignatura pendiente del ministerio que ha dirigido hasta hoy Pedro Morenés. A pesar de las reformas de las leyes de Régimen Disciplinario y de Carrera Militar, el nuevo ministro se enfrenta a las demandas de estos colectivos para elaborar un nuevo perfil de carrera para la escala de tropa y marinería y para ampliar los derechos de los uniformados.
Cospedal también deberá hacer frente al problema de los miles de soldados y marineros que habrán tenido que dejar las Fuerzas Armadas por haber cumplido 45 años y no haber accedido a la condición de militares de carrera. Al cumplir el contrato, tienen hasta dos años de paro y una asignación anual de 7.200 euros hasta la jubilación, lo que supondrá en los próximos años un importante desembolso para el Estado, unos 10.000 millones en 20 años, según los cálculos de las asociaciones.