MADRID, 6 Dic. (EUROPA PRESS) - La presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha pedido prudencia en torno al debate de la reforma constitucional y ha avisado de que la Constitución de 1978, que fue fruto de un acuerdo "de todos" y que este martes cumple su trigésimo octavo aniversario, no puede sustituirse por otra pensada "solo por y para algunos". Durante su discurso en la Cámara Baja con motivo del aniversario constitucional, Pastor ha hecho referencia a la posibilidad de que esta legislatura pueda reformarse la Carta Magna, lo que, según ha defendido, requiere un debate "profundo y sosegado, abierto a la sociedad y respetuoso con los procedimientos", y no situarse en posiciones "inmovilistas" si lo que se pretende des atender "eficazmente" las necesidades de una sociedad que evoluciona. "Si la reforma constitucional es una posibilidad siempre abierta, la virtud de la prudencia, llamada a veces sabiduría o cordura, debe guiar los pasos de los gobernantes, pues deben responder ante los ciudadanos", ha manifestado, incidiendo en que "todos han de participar en la reflexión sobre cuáles serán las necesidades de España para los siguiente cuarenta años. Pastor ha subrayado la importancia de conservar la "ambición" por seguir avanzando "juntos" como sociedad, teniendo presente que "cualquier ajuste" en el marco la convivencia ha de contar con "todos". "No se puede modificar la Constitución al margen de la misma, ni tendría sentido que la que ha sido la Constitución de todos fuese sustituida por una Constitución pensada sólo por y para algunos", ha advertido. En este punto, ha apelado a la Constitución de 1978, con la que los españoles decidieron transitar la senda de la democracia y la convivencia pacífica, con la que se asentaron las bases del desarrollo y el progreso de España sobre "la tolerancia, la concordia y el diálogo" y con la que "las cesiones y las renuncias a intereses particulares dieron paso a un proyecto común e integrador". "Los españoles contamos con una tradición democrática consolidada y sabremos guiarnos frente a los desafíos que se nos plantean, por nuestro deseo de convivir en una sociedad, justa, libre y moderna", ha subrayado la tercera autoridad del Estado, quien se ha mostrado "convencida" de que el "respeto" y el "compromiso" con estos valores permitirán "construir", "respondiendo al anhelo de progreso y bienestar", "el mejor futuro para el país". Durante su alocución, Pastor ha reiterado, como ya hiciera en su discurso de la Apertura Solemne de la XII Legislatura, la necesidad de que el "diálogo" y el "acuerdo" pueda "dar frutos" en esta etapa, en la que, ha dicho, las distintas fuerzas parlamentarias han de ser capaces, mediante la discusión "ordenada y sensata", de negociar sus pretensiones "atendiendo siempre al interés general". "El debate parlamentario debe procurar construir, y no demoler", y debe ser un "instrumento" para llegar a pactos, como en su día lo fue la Constitución, que "ha sido y es un gran éxito colectivo" porque con ella el país ha conseguido transitar "un camino de progreso y modernización". "Ha sido --ha abundado-- bajo la Constitución de 1978 cuando España ha hecho posible que la unidad nacional sea compatible con el reconocimiento de la personalidad y de la capacidad política de las comunidades autónomas". Y aunque ha puesto de relieve que, aunque "no han faltado dificultades" en todo este tiempo, los españoles han logrado el "compromiso" de fundamentar el orden político y la paz social en la dignidad de la persona. Y de ahí, ha dicho, que España siga "comprometida" con las víctimas de terrorismo. "Juntos, manteniendo el espíritu del consenso, debemos construir y avanzar sobre lo mucho que hemos conseguido", ha dicho, y hacerlo con "diálogo, altura de miras y respeto por el pluralismo". "Si la Constitución fue un ejemplo de la capacidad de llegar a acuerdos mediante el diálogo y las cesiones mutuas, esta legislatura va a necesitar grandes dosis de disposición y voluntad de acuerdo, de negociación y de transacción", ha enfatizado. Y es que, según sus palabras, los ciudadanos deben percibir con "claridad" que las instituciones representativas no son "parte del problema sino de la solución" sino que deben demostrar no sólo capacidad para dar respuesta a los retos que se presenten sino también "una ejemplaridad inequívoca" en el comportamiento público sus señorías.