El ministro le retrata como una persona muy violenta que vivía en Madrid y huyó a Santander acosado por la "presión policial"
MADRID, 24 Sep. (EUROPA PRESS) -
El presunto pederasta de Ciudad Lineal está acusado de cinco agresiones a menores de entre cinco y once años y tres tentativas, según ha informado el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que ha relatado que el detenido, un varón español de 42 años, ya cumplió una condena de siete años en los años noventa por un delito similar contra una niña de seis años.
Fernández Díaz ha dado estos datos en una comparecencia en el Ministerio del Interior en la que ha ofrecido detalles de su detención y la investigación desarrollada desde el pasado mes de abril, en la que ha participado un amplio dispositivo policial con el que han colaborado diversos especialistas e incluso el FBI.
El ministro ha confirmado que las agresiones se producían contra menores con las que no tenía ninguna relación, de escaso desarrollo físico, a las que no había realizado un seguimiento previo y con las que contactaba en parques o zonas de ocio habituales de menores, factores que han complicado la investigación.
Según ha dicho, se trata de un varón español de 42 años, "aunque aparenta menos", con un amplio historial policial por secuestros, detenciones ilegales, robos con violencia, robos con fuerza y violencia de género. Además, en los años noventa fue condenado a siete años por detener ilegalmente y agredir sexualmente a una menor de seis años, lo que "le daba un elevado conocimiento de los procedimientos policiales y técnicas forenses de investigación".
DEDICADO A LA COMPRAVENTA DE COCHES
El presunto pederasta se dedicaba a actividades mercantiles y compraventa de vehículos y tecnología, lo que hacía que tuviese una amplia gama de coches a su disposición y haya utilizado diferentes en sus agresiones a las menores. También tenía una "acusada afición" al culturismo y las artes marciales y era una persona violenta, "con relaciones incluso con el crimen organizado".
La detención ha tenido lugar a las 7.37 horas de este miércoles en Santander, ciudad a la que había huido dada la presión policial y alarma social generada en Madrid. Allí, estaba controlado desde hace dos semanas por agentes de la Policía, que esperaban que reuniera la suficiente carta probatoria para poder efectuar su detención.
La denominada 'Operación Candy' está en manos del Juzgado de Instrucción Número 10 de Madrid, que trabaja con diferentes atestados instruidos desde hace un año. El detenido actuaba en la zona noreste de Madrid, en los distritos de San Blas, Ciudad Lineal, Moratalaz y Hortaleza y el municipio de Coslada.
EL COCHE O UNA VIVIENDA VACÍA, LUGAR DE LAS AGRESIONES
Para los raptos, contactaba con menores con las que no había tenido ninguna relación previa y abusaba de ellas en su vehículo o en una vivienda familiar que estaba desocupada. Este inmueble, junto a una habitación de la casa de su madre, van a ser registrado próximamente por la Policía para encontrar más pruebas.
Las menores eran sedadas mediante narcóticos y después limpiadas o duchadas para eliminar rastros forenses, lo que sumado a los pocos o poco veraces testimonios disponibles y la ausencia de imágenes, han hecho muy difícil la operación. De hecho, el ministro ha asegurado que la Policía no se había enfrentado antes a un caso de semejante complejidad.
También ha descartado la presencia de imitadores, aunque el jefe de la Brigada Policial de la Policía Judicial de Madrid ha reconocido que, "desgraciadamente", se producen casos similares de abusos a menores a diario.