El partido de Pablo Iglesias busca conseguir el efecto de la que presentó Felipe González en 1980 y coronarse como alternativa al PP
MADRID, 11 Jun. (EUROPA PRESS) -
Podemos afronta este martes el debate de su moción de censura contra el presidente Mariano Rajoy con el objetivo de erigirse como la principal alternativa de Gobierno, frente a "un PP corrupto" al que acusa de "parasitar" las instituciones y dañar la democracia, y frente a un PSOE que previsiblemente se abstendrá.
El partido dirigido por Iglesias es consciente de que la iniciativa que ha registrado junto a sus socios de En Comú Podem, IU y En Marea no saldrá adelante. Por ello, trabaja desde hace semanas en la mejor manera para rentabilizar al máximo una apuesta que, según reconoció el propio secretario general, implica "enormes riesgos" en términos de credibilidad.
En su empeño por evitar que la iniciativa fallida se vuelva en su contra, la formación morada tratará de visibilizar un perfil 'presidencial' del líder 'morado', Pablo Iglesias, como el que consiguió Felipe González en su moción de 1980. También quieren poner de manifiesto que el Ejecutivo del PP no cuenta con una mayoría estable garantizada.
El grupo confederal cuenta con que sólo conseguirá sumar a sus 67 votos afirmativos el apoyo de los cuatro diputados de Compromís --sus socios electorales valencianos--, los nueve de ERC, y posiblemente los dos de Bildu; es decir, un total de 82 parlamentarios favorables a la moción, que tendrán enfrente una mayoría de 'noes' y también abstenciones.
EL PP, SIN MAYORÍA ABSOLUTA DE 'NOES'
Sin embargo, ante este número insuficiente de 'síes', Podemos se esfuerza desde hace días por tratar de darle la vuelta a la interpretación de estas cifras. Así, el partido morado ha lanzado una estrategia para poner el foco en el hecho de que el bloque contrario a la moción que lidera el PP no logrará alcanzar la mayoría absoluta --se prevé que quede por debajo de los 175 escaños--, en el caso de que finalmente el PSOE se abstenga, como es previsible.
Iglesias utilizará este escenario para volver a presionar al PSOE y defenderá que existe la posibilidad de construir una mayoría alternativa al PP, sobre todo después de la victoria de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE con un discurso basado en la impugnación del Gobierno de Rajoy y en la recuperación de los valores de la izquierda.
El PSOE vuelve a estar una vez más en el punto de mira de los 'morados', ya que son conscientes de que la vuelta de Sánchez reviste riesgos para sus planes a medio plazo. Si el nuevo secretario general consigue mantener y consolidar la ilusión que ha generado durante su campaña entre los votantes socialistas desencantados, Podemos podría perder parte de su electorado y el papel que se adjudican de promotores del bloque del cambio.
"MÁQUINA DE LA VERDAD" CON EL PSOE
Por ello, la estrategia de Iglesias y los suyos, tanto este martes durante el debate como de ahí en adelante, será la de mantener con el nuevo PSOE una tensión constante entre tenderles la mano y poner de relieve sus contradicciones o incuso creárselas, tal y como reconoció el propio líder de Podemos en la última reunión de su dirección estatal a finales de mayo.
Es decir, si Sánchez no cumple sus promesas, Podemos estará ahí para reprochárselo, actuando como "una máquina de la verdad", según explican fuentes de la dirección del partido morado a Europa Press. Eso sí, su intención es que esa presión no venga acompañada de un tono agresivo que genere crispación, ya que sería contraproducente a la hora de atraer a los socialistas "reilusionados" por Sánchez, y a los que Podemos aspira a convencer.
En esta línea, la previsible abstención de los socialistas ante la moción no será interpretada por los 'morados' como un apoyo a Rajoy sino como un posible signo de que ese nuevo PSOE podría estar dispuesto a salirse de la "triple alianza" en la que Podemos les encuadra desde que en noviembre permitieran que el PP formara Gobierno, precisamente con una abstención.
Podemos explica esta cierta tregua argumentando que el PSOE se encuentra todavía inmerso en su proceso interno, que no cerrará hasta el congreso federal del próximo fin de semana. Eso sí, una vez que Sánchez afiance su liderazgo, Podemos redoblará su presión para exigir una moción de censura liderada por los socialistas para sacar a Rajoy de La Moncloa y, si no lo hace, visibilizará sin miramientos las "contradicciones" del nuevo secretario general.
POTENCIAR UN PERFIL 'PRESIDENCIAL' DE IGLESIAS
Además, el partido ha diseñado también una estrategia de reparto de papeles durante el debate de la moción para que Iglesias se centre en mostrar un perfil de hombre de Estado, alejado del 'ceño fruncido' y el tono bronco que caracteriza muchas de sus intervenciones. El papel de azote de la corrupción lo asumirá su número dos y portavoz parlamentaria, Irene Montero, según han explicado a Europa Press fuentes del equipo del secretario general.
Como candidato de la moción y, por lo tanto, aspirante a sustituir a Rajoy en La Moncloa, Iglesias se ha marcado como objetivo dejar a un lado el carácter combativo que suele levantar ampollas entre sus adversarios políticos y, en esta ocasión, sacar a relucir un perfil 'presidencial', transmitiendo "madurez", "seriedad" y "tranquilidad" a través de un discurso basado en propuestas.
El líder del partido morado no quiere ser "el Iglesias que solo denuncia la corrupción sino el que analiza y explica los problemas estructurales de España y propone alternativas que van más allá de su partido", según explican desde el equipo del secretario general.
De hecho, Podemos aspira a reeditar con esta moción el éxito que cosechó el expresidente socialista Felipe González con la que presentó en 1980 como líder de la oposición, antes de ganar sus primeras elecciones generales en 1982.
En aquel momento, González consiguió, según el partido de los círculos, "señalar un futuro distinto" y de cambio", al contrario del efecto que tuvo la que defendió en 1987 el entonces presidente de Alianza Popular, Antonio Hernández Mancha, y que representa para Podemos el modelo a evitar.