Mitin de Pablo Iglesias y Unidos Podemos Mes en Mallorca
EUROPA PRESS
Actualizado: sábado, 25 junio 2016 9:57

Pablo Iglesias se ha esforzado por suavizar su tono para atraer a los votantes del PSOE, al que incluso ha llegado a ignorar en sus mítines

MADRID, 25 Jun. (De la enviada especial de EUROPA PRESS, Ana Fernández Vila) -

Podemos afronta este domingo sus segundas elecciones generales a las que, como novedad, concurre junto a Izquierda Unida y otras fuerzas en la coalición Unidos Podemos, y en las que se ha marcado como objetivo superar al PSOE en votos y escaños y confrontar al PP. Para ello, su campaña, menos arriesgada de lo habitual, se ha centrado en rivalizar con el partido de Mariano Rajoy, ninguneando y dejando a un lado a un PSOE al que están convencidos de adelantar en las urnas este domingo.

El empeño del partido morado y sus socios --en Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia han reeditado las confluencias de diciembre-- durante esta nueva contienda electoral ha sido situarse como la única alternativa capaz de formar gobierno frente al PP, llegando incluso a presentarse como el voto útil de la izquierda.

Por ello, el principal blanco de las críticas del candidato a La Moncloa de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, ha sido el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y en la recta final, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, a raíz de las grabaciones que desvelan su conversación con el director de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC), Daniel de Alfonso, sobre posibles investigaciones a líderes independentistas.

De hecho, Iglesias aprovechó esta polémica para llegar incluso a cuestionar la "seguridad de las votaciones" de la jornada electoral del domingo, aunque un día después rectificó asegurando que no le preocupaba "el desarrollo del proceso" porque "España cuenta con magníficos profesionales".

Aún así, su insinuación de un posible 'pucherazo' contrasta con el tono calmado y didáctico y el perfil 'presidenciable' y moderado que el candidato de Unidos Podemos se ha esforzado por mantener estas últimas semanas, en un intento de sortear la "campaña del miedo" de sus adversarios y de desterrar el "ceño fruncido" y el tono bronco que le han achacado desde que creó Podemos hace dos años y medios.

DEL COMUNISMO A LA SOCIALDEMOCRACIA, PARA COMBATIR EL "MIEDO"

Con este cambio de tono, Iglesias buscaba también atraer a los indecisos y a los votantes socialistas por encima de los 50, 'desencantados' con la deriva del partido de Pedro Sánchez pero reacios a votar a una formación nueva, a la que además sus rivales relacionan con el chavismo o el comunismo.

De hecho, el líder del Partido morado llegó a definir su coalición, en la que se integra IU y, por lo tanto, el Partido Comunista de España (PCE), como "socialdemócrata", en un intento de ocupar el espacio del PSOE, al mismo tiempo que definía al partido del Pedro Sánchez como su "aliado" necesario para formar un Ejecutivo progresista.

Por ello, más allá de sus habituales críticas al expresidente socialista Felipe González, Iglesias se ha cuidado mucho de no entrar en las críticas del PSOE, llegando incluso a ignorar por completo a esta formación en algunos de sus mítines, sin mencionar ni sus siglas ni el nombre de su candidato a La Moncloa.

En ese intento de dejar atrás al "comunista" que fue --así se definía él mismo no hace mucho tiempo--, Iglesias ha llegado a afirmar que el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero es el mejor mandatario que ha tenido España en democracia, generando una vez más un gran malestar en entre los socialistas.

MUCHA TELE Y POCOS MÍTINES

Su estrategia para atraer a los indecisos y los votantes socialistas descontentos también le ha llevado a concentrar y priorizar su presencia en campaña en los medios de comunicación, la plataforma idónea para llegar a potenciales votantes que nunca se acercarían a un mitin de Unidos Podemos, enfocado a los ya convencidos. De hecho, el candidato sólo ha protagonizado siete grandes actos de campaña en los enclaves que la coalición considera estratégicos en esta cita: Cataluña, Andalucía, Baleares, Comunidad Valenciana, País Vasco y Madrid.

Con 'La sonrisa de un país' como lema y un corazón como logotipo, Unidos Podemos ha intentado además hacer una campaña en positivo, que sirviera además para tratar de movilizar el voto de la "ilusión" de un electorado cansado por tener que acudir de nuevo a las urnas en apenas seis meses.

No obstante, a pesar del carácter emocional de sus principales mensajes, Podemos ha dejado a un lado en esta ocasión la épica que siempre ha caracterizado su puesta en escena y ha optado por jugar sobre seguro y desarrollar una campaña poco arriesgada, conscientes de que su situación de partida en el 'sprint final' era más ventajosa que la de diciembre, cuando todas las encuestas les situaban en cuarta posición, por detrás incluso de Ciudadanos.

La coalición con Izquierda Unida para estos nuevos comicios supuso una inyección de expectativas para el partido morado, que pronto se comenzó a reflejar en los sondeos, en los que el 'sorpasso' al PSOE pasó de ser una aspiración a una posibilidad que los de Iglesias ya dan por hecho.

RENTABLE ALIANZA CON IU

Entre otras cosas, el partido morado considera que la alianza con la organización liderada por Alberto Garzón no sólo 'suma' sus apoyos previos sino que "multiplica" y les ayuda a aproximarse a esos votantes de mayor edad y más reacios 'a lo nuevo', que hasta ahora más se les han resistido.

La buena percepción de Garzón en la opinión pública, con un perfil más amable que el de Iglesias, como él mismo ha reconocido, también ha sido aprovechado por la coalición esta campaña, a pesar de que el líder de IU no ha conseguido alcanzar el protagonismo del líder de Podemos y de su número dos en la formación morada, Íñigo Errejón, el encargado de recoger el testigo de Iglesias cuando éste se ha ausentado para intervenir en los medios.

Aún así, Garzón ha compartido hasta en cinco ocasiones escenario con Iglesias y en dos con Errejón --referente del sector de Podemos más reacio a la confluencia con IU, por la pérdida de la llamada "transversalidad" del proyecto--, en las que el coordinador federal de IU no ha dejado de despedir sus intervenciones al grito de 'Salud y República' y de enarbolar la bandera de la izquierda, reivindicando la lucha de las "clases populares".

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