MADRID 24 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los presidentes de Cuba, Raúl Castro; Argentina, Mauricio Macri y Brasil, Michel Temer, no asistirán a la XXV Cumbre Iberoamericana que se celebrará esta semana en Cartagena de Indias (Colombia), según ha informado el Gobierno colombiano, organizador de la cita.
Cuba y Brasil han informado de que serán los cancilleres (ministros de Exteriores) quienes representen a su país en la cumbre, mientras que Argentina enviará a su vicepresidenta, Gabriela Michetti.
Raúl Castro no ha ido nunca a una Cumbre Iberoamericana, y en esta ocasión tampoco se contaba con él puesto que ya se desplazó a esa ciudad el pasado 26 de septiembre para presenciar la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC.
Tampoco se desplazarán a Cartagena los presidentes de Costa Rica y Uruguay, que enviarán a sus vicepresidentes, ni Paraguay ni El Salvador, que estarán representados por sus cancilleres.
Nicaragua, Bolivia y Venezuela aún no han informado a las autoridades colombianas de quién les representará en la cumbre, pero sus presidentes ya se ausentaron en la cita anterior celebrada en Veracruz (México).
Los países que estarán representados al máximo nivel en la cumbre de Cartagena ascienden a 12 de un total de 22. Coincidirán en Cartagena el Rey de España y los presidentes de Colombia, Chile, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, Portugal, y República Dominicana, mientras que Andorra enviará a su primer ministro (la jefatura de Estado del Principado la comparten el obispo de Urgel y el presidente de Francia).
Por segunda vez en la historia de estas cumbres, impulsadas por España, con el apoyo de México, en 1991, no participará en la cita el jefe del Ejecutivo español. Mariano Rajoy se someterá previsiblemente en esos días a un debate de investidura.
Solo en una ocasión más el presidente del Gobierno español no estuvo presente en una Cumbre Iberoamericana. Fue en la celebrada en 2010 en Mar de Plata (Argentina). Entonces, José Luis Rodríguez Zapatero se quedó en España pues debía aprobar una serie de medidas económicas para hacer frente a la crisis que en aquel momento golpeaba a toda la UE.