Los Reyes contemplan el Códice Mendoza, que explicaba la vida de los aztecas a Carlos V pero nunca llegó a sus manos
OXFORD, 14 Jul. (de la enviada especial de EUROPA PRESS Carolina Jiménez) -
Los Reyes Felipe y Letizia han contemplado este viernes en Oxford los 'tesoros españoles' que alberga la Biblioteca Bodleian de la Universidad: una primera edición del Quijote, un atlas incunable que perteneció a los Reyes Católicos y el llamado 'Códice Mendoza', confeccionado para explicar a Carlos V la vida de los aztecas que vivían en el otro confín de su imperio pero que nunca llegó a sus manos.
El atlas, basado en las cartografías clásicas del griego Ptolomeo, fue impreso en 1486 en Ulm (Alemania) y muestra en sus guardas el escudo de los Reyes Católicos, en la primera de ellas, y el del comerciante veneciano al que estos se lo regalaron, en la trasera. El ejemplar contiene el mapa impreso de la España moderna más antiguo que se conoce.
Los atlas basados en Ptolomeo están entre los libros impresos más antiguos y el propio Cristóbal Colón tenía una copia de esta 'Geographia' de 1478. Los cálculos de Ptolomeo son en parte responsables de que Colón pensase que China estaba más cerca de Europa
de lo que en realidad está si se navega hacia el Oeste, explican en la biblioteca de la Universidad. La obra llegó a Oxford gracias a la donación de un coleccionista inglés.
La Biblioteca Bodleian guarda también un ejemplar de la primera edición del Quijote, editado en Madrid en 1605. En el mundo se conservan 10 -la mayoría en España-- pero éste tiene la peculiaridad de que ha permanecido en Oxford desde el año de su publicación.
El motivo es que Thomas Bodley, diplomático que estuvo a las órdenes de Isabel I de Inglaterra, se propuso en la jubilación recuperar la biblioteca de la que había sido su Universidad que, por distintos motivos, se había perdido --la biblioteca lleva hoy el nombre de su benefactor--. Para ello, recaudó fondos y envió emisarios a distintos países, y uno de ellos trajo a Oxford, el mismo año 1605, un ejemplar de la obra maestra de Miguel de Cervantes.
Y sin embargo, la Universidad estuvo a punto de deshacerse por error de ese tesoro, porque en 1840 se hizo con otro ejemplar, también editado en 1605, así que marcó el primero como "duplicado", destinado a dejar la Biblioteca. Justo a tiempo alguien se dio cuenta de que la
nueva adquisición era, en realidad, un ejemplar de la segunda edición que también salió en 1605.
El tercer 'tesoro' es el Códice Mendoza, un manuscrito encargado por Carlos V a Antonio Mendoza, primer virrey de México, para conocer la vida de los aztecas que vivían en esa parte del imperio. Sin embargo, el emperador nunca llegó a recibirlo porque por el camino fue robado por piratas franceses.
Dibujado a mano por un artista azteca y anotado en español por un sacerdote que hablaba nahuatl, la obra conserva hoy sus colores bien vivos, hechos con arcilla y pigmentos naturales -el rojo con cochinillas--. Los bordes de las páginas han sido restauradas, pero no
los dibujos.
La obra consta de tres partes, incluyendo una crónica de Tenochtitlán y una lista de los pueblos que pagaban tributos al emperador. La tercera es una curiosa crónica de la vida de un azteca año a año, en la que se detalla cuánta tortilla de maíz podía comer un niño o cómo había que castigarle: a los 11 años se consideraba apropiado dejar que le diese en los ojos el humo de quemar pimientos picantes.
MAGNA CARTA BRITÁNICA
En la selección de los tesoros que han contemplado los Reyes se ha incluido uno británico, una Magna Carta de 1217, dos años posterior a la que selló el Rey Juan en 1215. Ésta perteneció a su hijo Enrique así que, como era menor de edad, tiene los sellos de sus guardas.
La Magna Carta limitó el poder del Rey y hoy se considera piedra angular de las libertades inglesas: "Ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o privado de sus derechos o de sus bienes, ni puesto fuera de la ley ni desterrado o privado de su rango de
cualquier otra forma, ni usaremos de la fuerza contra él ni enviaremos a otros que lo hagan, sino en virtud de sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley del reino", dice textualmente.