MADRID 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco ha procesado este lunes a Alí Afarkhane, ciudadano marroquí que residía en la localidad burgalesa de Padilla de Arriba --de poco más de 80 habitantes-- y que con los escasos recursos obtenidos en su trabajo en una explotación agropecuaria se desplazó a Turquía con la intención de unirse al Estado Islámico.
El magistrado le atribuye un delito intentado de formar parte de la organización terrorista y otro de autoadoctrinamiento y relata en un auto que inició un progresivo proceso de radicalización que le llevó a viajar hasta Gaziantep (Turquía), a escasos kilómetros de Alepo, de donde regresó con sólo 20 euros.
El magistrado explica que durante los últimos dos años y "dentro del entorno especialmente aislado" en el que vivía, utilizaba de forma permanente su teléfono móvil, aprovechando el wifi de la asociación cultural de la localidad, o la sala de Internet de Padilla, para comenzar a consumir material propangandístico yihadista.
Tras escalar en el proceso de radicalización, abandonó de forma sorpresiva su trabajo y se dirigió a esta zona del terrorio turco, considerada de altísimo riesgo y donde despliegan su actividad los reclutadores del DAESH, dice el juez.
MAS QUE UN SIMPATIZANTE
El viaje se interrumpió de forma accidental después de ser detenido por la policía turca coincidiendo con un atentado en la ciudad. Tras permanecer tres días interno en un centro de extranjeros fue expulsado y arrestado de nuevo en la frontera, donde sus escasas explicaciones no convencieron a los agentes.
En opinión del juez Velasco, la actividad de Afarkhane supera la de un mero simpatizante de los postulados del Estado Islámico. Destaca que se le encontraron anotaciones que apuntan a que había contactado con un 'pasador' del grupo terrorista.
El magistrado procesa también a su amigo Kamal, por encubrimiento de actividad terrorista. Según explica le encubrió durante su viaje. El auto refleja la sorpresa de los agricultores palentinos de la explotación donde trabajaba al conocer el sorprendente periplo de su empleado.
A pesar de los sobresaltos, el procesado no renunció a su idea de alistarse en las filas del DAESH e intentó obtener nueva documentación pata reintentar el viaje. "Aunque hables con él es como si hablaras con la pared, el problema es que todavía la idea en la cabeza", dijo su amigo en una de las conversaciones intervenidas.
El juez Velasco ha ordenado prorrogar su ingreso en prisión porque considera que, en caso de quedar libre, podría intentar huir.