MADRID, 30 Jun. (EUROPA PRESS) -
La dirección del Grupo Socialista sondeó la posibilidad de mover fichas en sus puestos de la Mesa del Congreso y, en concreto, sustituir al diputado segoviano Juan Luis Gordo, que ejerce como secretario segundo, pero finalmente ha renunciado a hacer cambios ante el deseo manifestado por ese parlamentario, que se posicionó al lado de Susana Díaz, de mantenerse en su cargo.
La vuelta de Pedro Sánchez a la Secretaría General del PSOE ha traído consigo cambios en la dirección de su grupo parlamentario y también en algunas portavocías, como de la Interior, Defensa o Universidades, en las que sus titulares, Antonio Trevín, Ricardo Cortés e Ignacio Urquizu, afines a Susana Díaz, han sido removidos de sus puestos.
En esta 'remodelación' o "purguita", como la denominó el secretario de Organización del partido, José Luis Ábalos, el PSOE también tanteó la posibilidad de cambiar piezas en los dos puestos que tiene en la Mesa del Congreso: la vicepresidenta segunda y presidenta del PSOE andaluz, Micaela Navarro, y el secretario segundo, Juan Luis Gordo, según publicó El Mundo.
LO CONDICIONÓ A LA DECISIÓN DEL AFECTADO
Singularmente se planteó desplazar a Gordo, pero condicionó esa decisión a que el 'afectado' quisiera mantenerse o no en su puesto. Sin embargo, según confirmaron a Europa Press fuentes socialistas, Gordo se puso en contacto este jueves con la portavoz del Grupo Socialista, Margarita Robles, para trasmitirle su deseo de continuar en el órgano de gobierno de la Cámara. Por tanto, el PSOE va a respetar la decisión del socialista segoviano, renunciando así a promover cambios en la Mesa del Congreso.
Y es que los cambios en ese órgano no son fáciles. Los miembros de este órgano son elegidos por el Pleno de la Cámara al inicio de cada legislatura y, habitualmente, los grupos con mayor número de diputados suelen pactar cada uno de los puestos a ocupar (cuatro vicepresidencias y cuatro secretarías).
En esta legislatura hay representantes del PP, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos, que cuenta con dos puestos cada uno en ese órgano. Por tanto, cualquier cambio de nombre pasa por provoca la vacante y contar con el visto bueno de los demás grupos.