El presidente del Gobierno se erige como el único candidato que puede garantizar la estabilidad y el crecimiento en España PP dice que es el voto útil y recurre a la metáfora de la mesa de billar: golpear directamente a la bola azul para ganar y no a la naranja
MADRID, 25 Oct. (EUROPA PRESS) -
La mayoría histórica de 186 escaños que cosechó Mariano Rajoy el 20 de noviembre de 2011 no se volverá a repetir. El jefe del Ejecutivo trata de amortiguar el golpe y se aferra a la economía con la esperanza de que en diciembre los ciudadanos perciban en sus bolsillos esa mejora de las cifras macroeconómicas. Sin embargo, en las filas del PP ha cundido el desánimo por el avance de Ciudadanos (C's) en las catalanas y se teme que ese impulso de la formación naranja se repita en las generales.
Rajoy acudirá a los comicios de diciembre con la bandera de la estabilidad y erigiéndose como el único candidato que puede garantizar el crecimiento y la creación de empleo. "El PP o el caos", será uno de los mensajes del partido en campaña, en la que alertará de que la recuperación puede irse al traste si no continúa el "cambio" que se inició hace cuatro años con la victoria del Partido Popular en las urnas.
Pese a la irrupción de Ciudadanos y Podemos en el escenario electoral, el centro de los ataques del PP seguirá siendo el PSOE, subrayando que votar a los socialistas es "sinónimo de números rojos, paro y déficit", según fuentes 'populares'. En 'Génova' sostienen que Pedro Sánchez quiere llegar a Moncloa "a toda costa" y para ello buscará reeditar pactos con partidos "populistas" como Podemos, en línea con lo que ya hizo tras las municipales de mayo en numerosas ciudades.
EL PROGRESIVO RETROCESO DEL PP Y LOS AVISOS DE AZNAR
Si en el último año, cargos del PP no habían ocultado su malestar por la pasividad de Rajoy por la pérdida de apoyos, primero en las europeas (el 26% de los votos frente al 42% que logró en 2009) y después en las municipales (logró el 37,5% hace cuatro años y en mayo se quedó en el 27%), el revés en Cataluña ha desalentado a los cargos del PP.
La lista popular que lideró Xavier García Albiol logró 11 escaños frente a los 19 de 2012, 14 escaños menos que el partido de Albert Rivera, que se ha convertido en el referente de la oposición en Cataluña en medio del desafío soberanista de Artur Mas.
En las filas del PP se teme que muchos ciudadanos que votaron a Rajoy hace cuatro años ahora se decanten por el partido naranja, una formación "nueva, fresca y sin mochila" por los casos de corrupción. El primero en alertar de que el Partido Popular debe reaccionar ante esta probable "grieta" en el espacio de centro-derecha ha sido el expresidente José María Aznar.
En privado numerosos dirigentes 'populares' comparten esa visión de Aznar y admiten su preocupación por esa fuga de votos al partido de Rivera. Sin embargo, la cúpula del PP se afana en subrayar que en las generales no ocurrirá como en las catalanas, porque el 20 de diciembre el PP es el voto útil y, además, el partido naranja es de "centro-izquierda".
SACAR VENTAJA AL PSOE PARA QUE C's NO APOYE A SÁNCHEZ
Ante la ambigüedad de Rivera, que no expresa claramente si está dispuesto a apoyar la lista más votada en las generales, la dirección del PP confía en sacar suficiente ventaja a los socialistas, lo que complicaría a C's explicar públicamente su apoyo a Sánchez. "El PP sale a ganar con una distancia que permita que nadie caiga en la tentación de llevar la contraria a la voluntad de la mayoría de los españoles", admitió hace unos días el responsable de Comunicación, Pablo Casado.
Es más, ante el ascenso de Ciudadanos que pronostican las encuestas, la estrategia de 'Génova' pasa por recalcar que el PP es el voto útil y usan la metáfora de la 'mesa de billar': "Si quieres que la bola azul (PP) entre el agujero y gane, golpeala directamente. No golpees primero la bola naranja (C's)".
En cualquier caso, en el PP llevan meses haciendo cuentas y números para calcular qué porcentaje de votos les permitiría seguir en el poder y, en ese escenario, no faltan las comparativas con UCD de Adolfo Suárez, que en los comicios de 1977 logró 166 escaños con el 34,6% de los votos, una mayoría relativa que volvió a lograr tres años después (34,84% y 168 escaños). En frente, una oposición muy fragmentada.
Pero los pronósticos para el PP ahora no son tan halagüeños como hace 38 años, ya que incluso el CIS publicado en agosto da a los populares el 28,2% de los votos, muy lejos del 44,6% que cosechó Mariano Rajoy en noviembre de 2011. En 'Génova', no obstante, se agarran a la bolsa de indecisos superior al 20% que recoge ese barómetro y que, según sus análisis, puede beneficiar al Partido Popular.
LAS RENCILLAS INTERNAS Y LAS LISTAS ELECTORALES
Esa pérdida de escaños y la posibilidad de que el PP sea desalojado de la Moncloa, ha avivado las divisiones y las rencillas internas entre los dirigentes del partido como quedó patente hace una semana con el cruce de declaraciones entre los ministros Cristóbal Montoro y José Manuel García-Margallo.
A ello se suma el nerviosismo por las listas electorales que se ha instalado entre muchos parlamentarios del PP que quieren repetir en el Congreso o en el Senado y ven peligrar su asiento en las Cortes Generales en la próxima legislatura.
Para calmar las aguas, Rajoy reunió hace una semana en Toledo a todos sus 'barones' y a sus ministros, en una foto de familia para trasladar una imagen de unidad en pleno arranque de la carrera electoral para las generales. En ese cierre de filas no faltaron presidentes como el gallego Alberto Núñez Feijóo que proclamaron que Rajoy es el mejor candidato porque ha sido "el mejor presidente de la España más difícil".
Una foto similar se produjo este jueves en Madrid con los principales mandatarios internacionales de la familia política del PPE, entre ellos la canciller, Angela Merkel, o el expresidente francés, Nicolás Sarkozy, que elogiaron la gestión de Rajoy y le ofrecieron su apoyo para las elecciones.
LA CORRUPCIÓN, CATALUÑA Y LA ECONOMÍA
Con tres rivales políticos con menos de 45 años frente a los 60 de Rajoy --un leitmotiv del que hace gala el líder de Ciudadanos--, el PP quiere poner en valor la "experiencia" y "solvencia" de Mariano Rajoy como gestor de recursos públicos, algo de lo que, según subrayan, carecen Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias.
Sin embargo, Rajoy cuenta con un hándicap que ha pasado factura el PP en todas las citas electorales: los casos de corrupción. Tanto la trama 'Gürtel' como el llamado 'caso Bárcenas', sin olvidar la 'operación Púnica' o el 'caso Rato', son escándalos que salpican al PP y que pueden lastrarle en los comicios de diciembre.
Ante el desafío soberanista abierto en Cataluña, en el partido repiten la idea de que solo con Rajoy en la Moncloa se puede frenar a Artur Mas. Pero el fulgurante ascenso Ciudadanos en las catalanas apunta a que el discurso de la defensa de la unidad de España y la soberanía nacional no lo capitaliza solo el PP.
RAJOY: ESTABILIDAD Y SEGURIDAD
La economía sí que será la clave de bóveda de los 'populares' en campaña. El partido espera que la mejora de la economía y el descenso del paro --como refleja la última EPA-- pese más a la hora de votar que la corrupción u otros posibles errores que han podido cometer estos años.
Así, 'Génova' confía en que los ciudadanos perciban que Rajoy ha sacado a España de la crisis y ofrece "estabilidad" y "seguridad". Si ese mensaje de campaña no cala y el PP no logra mantenerse en el poder, entonces se abrirá una fuerte crisis interna que tendrá su primer asalto a primeros de 2016 en el congreso nacional del partido.