Felipe VI pone en valor la contribución de la Alianza de Civilizaciones para tender puentes y eliminar prejuicios
MADRID, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Rey Felipe VI ha defendido este martes que en un mundo tan complejo como el actual "la diplomacia es más necesaria que nunca" pero no bastan sus herramientas tradicionales, sino que hace falta "mayor audacia, creatividad y pragmatismo" sin caer en la temeridad.
Así lo ha trasladado durante su intervención con motivo de la inauguración en Cascais (Portugal) del X Foro Global de la Alianza de Civilizaciones, una iniciativa que puso en marcha España junto con Turquía hace 20 años y que posteriormente asumió como propia la ONU, que tiene al frente de la misma al exministro Miguel Ángel Moratinos.
"Vivimos en un mundo de complejidad creciente, donde la información, de todo tipo (valiosa y fiable o no) y en volúmenes difíciles de imaginar y de asimilar, se propaga instantáneamente y de manera desestructurada por prácticamente todo el planeta", ha ilustrado el monarca, reconociendo que esto somete a la capacidad de comprensión y de juicio crítico así como a la toma de decisiones "a una tensión constante y sin precedentes".
Estamos, en palabras del Rey, en "un mundo que se nutre del cambio trepidante y que, al mismo tiempo, lo genera" y donde "las semillas del desencuentro anidan a veces en los pequeños detalles de las relaciones humanas: en el desconocimiento, el prejuicio y la desconfianza".
"Si no se detectan a tiempo y se abordan con atención, con sutileza y sensibilidad, pueden trocarse en conflictos abiertos y acabar afectando a la población de regiones enteras del globo", ha prevenido Don Felipe.
Por ello, ha añadido, "es precisamente ahora, en este mundo del siglo XXI, cuando la diplomacia, esa herramienta pacífica que busca el entendimiento, y a ser posible la concordia, y que desde tiempo inmemorial ha encauzado las relaciones entre los pueblos, es más necesaria que nunca".
LA DIPLOMACIA, UNA TAREA ARDUA
Pero si ya antes, con las herramientas tradicionales, "la diplomacia ya era una tarea ardua, delicada y azarosa, donde eran necesarias la constancia, la buena información y la claridad de ideas, respecto al problema o conflicto", en la actualidad "lo es infinitamente más", ha reconocido.
En este sentido, Felipe VI ha defendido que la diplomacia tradicional "debe completarse con nuevos actores, nuevos ámbitos de actuación y lo que es más importante, nuevos desafíos" y ha prevenido de que "demanda también mayor audacia, creatividad y pragmatismo, sin perder o desatender valores intemporales como el respeto mutuo y la prudencia, y sin caer en la simplificación o la temeridad".
Es ahí, ha subrayado, "donde los instrumentos de diplomacia preventiva centrados en el diálogo intercultural e interreligioso, como la Alianza de Civilizaciones, cobran toda su lógica". A su juicio, "es muy necesario elevar mucho más nuestra visión para comprender mejor y más profundamente todo que nos une y nos debe importar como humanidad para vivir mejor y en paz en este planeta que compartimos".
ELOGIO A LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES
Así las cosas, ha aprovechado para poner en valor la labor realizada por la Alianza de Civilizaciones en sus dos décadas de historia, destacando que supone la puesta en práctica de la "diplomacia de los valores" y que sus esfuerzos están encaminados a "derribar muros, construir puentes, compartir espacios para hacer realidad ese lema de 'muchas culturas, una humanidad'".
El Rey ha defendido que "la Alianza puede contribuir al mejor conocimiento mutuo, a eliminar estereotipos y prejuicios, al acercamiento y entendimiento entre diferentes religiones y creencias, a afirmar el valor supremo cívico del ser humano en tanto que persona, y a hacer que la gran riqueza de nuestra diversidad sea efectivamente provechosa y virtuosa para toda la humanidad".
"En un mundo como el actual, donde la deshumanización es un riesgo latente, todo esfuerzo invertido en esa 'diplomacia de los valores' es, y será siempre, un esfuerzo bien empleado", ha remachado su intervención, en presencia tanto del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, como del presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa.