OXFORD (REINO UNIDO), 14 (de la enviada especial de EUROPA PRESS Carolina Jiménez)
Los Reyes Felipe y Letizia han finalizado este viernes en la centenaria ciudad universitaria de Oxford su viaje de Estado a Reino Unido, tras tres días de intensos contactos minuciosamente planificados para abarcar los ámbitos institucional, político, económico, académico y social.
El viaje, que tuvo que aplazarse en dos ocasiones por el escenario político español y británico, ha cumplido el objetivo: dejar patente que España desea seguir manteniendo las mejores relaciones con el Reino Unido, en todos los aspectos, una vez que se produzca el Brexit y, al mismo tiempo, señalar que para eso hace falta un buen acuerdo de 'divorcio' que dé seguridad a ciudadanos y empresas.
El viaje se planeó inicialmente para marzo de 2016, casi coincidiendo con el 30 aniversario de la visita de Estado de Juan Carlos I en 1986, pero se aplazó porque el Gobierno español estaba en funciones y poco después, ese mes de junio, los británicos decidieron en referéndum dejar la UE. El viaje, que volvió a ser aplazado un mes porque la primera ministra británica convocó elecciones en junio, se ha celebrado en un escenario muy distinto al inicialmente planeado, hasta el punto de que el Brexit ha sido uno de los ejes de la visita. Al mismo tiempo, ésta ha permitido dejar claro que la amistad hispano británica está por encima de coyunturas.
De hecho, el viaje se ha producido en vísperas de la segunda ronda de negociaciones para la salida, con Bruselas tratando de apretar las tuercas a Londres y en un contexto políticamente delicado para Theresa May -que revalidó el Gobierno en las elecciones de junio pero perdió la mayoría absoluta--. Ahora está por ver cómo de 'duro' es finalmente el Brexit.
Con ese telón de fondo, el jefe de Estado ha lanzado todos los mensajes esperados, y en particular el llamamiento a negociar un acuerdo que dé certidumbre a los ciudadanos afectados por la salida y también a las empresas que quieren seguir trabajando en Reino Unido. En un contexto internacional que parece tender al cierre de fronteras, el Rey ha apelado una y otra vez a la libertad económica y comercial como seña de identidad británica y como impulsor de prosperidad.
También a la "libre circulación del conocimiento", como ha dicho este viernes en la Universidad de Oxford, un espacio en el que además ha recordado que instituciones como esta casi milenaria Universidad han contribuido a forjar el "alma de Europa" y sus valores y principios de libertad. En definitiva, Reino Unido se va de la UE, pero sigue siendo parte esencial de Europa.
Y, como es obligado en la relación con Reino Unido, ha aludido a la reivindicación española sobre Gibraltar, si bien con palabras más suaves que las que utilizó en septiembre en la ONU. En las visitas de Estado no se deja nada a la improvisación y Reino Unido contaba con que haría esa mención, como la hizo Juan Carlos I hace 31 años.
Ante las dos Cámaras del Parlamento británico, Felipe VI apostó por el diálogo para encontrar una fórmula aceptable para todas las partes. Sus palabras no provocaron ni el menor murmullo en la Royal Gallery de Londres e incluso su discurso en conjunto fue muy aplaudido -aunque, según la prensa británica, pudo verse una bandera del Peñón en el exterior--.
Eso sí, como era de esperar, el Gobierno gibraltareño respondió airadamente y el británico emitió un comunicado recordando a su vez su posición: que la soberanía de la colonia no está en discusión. La respuesta británica también entraba en lo previsible y, pocas horas después, Theresa May recibía al Rey en el 10 de Downing Street y ambos posaron con la mayor cordialidad y comentaron ante las cámaras lo estrecho de las relaciones entre los dos países.
Además de palabras, el viaje deja gestos que reflejan la cercanía entre los dos países y también entre dos monarquías que son de las más antiguas de Europa. La visita se ha celebrado en escenarios históricos y simbólicos -el Palacio de Buckingham, el Parlamento, la alcaldía de la antigua City de Londres y la Universidad de Oxford-- que han añadido pompa y solemnidad a un ritual ya de por sí ceremonioso.
Y no han faltado alusiones a los lazos familiares entre las dos familias reales, descendientes ambas de la Reina Victoria de Inglaterra. Esta será posiblemente la última visita de Estado en la que participe oficialmente Felipe de Edimburgo, que se retira en otoño de los actos públicos, y la primera en la que lo ha hecho el Príncipe Harry, el hijo menor del Principe de Gales.
Honores militares, carruajes de caballos, gaitas, tambores y hasta fanfarrias en el medieval Guildhall -sede de la alcaldía de la City-- enmarcaron las dos primeras jornadas de la visita. En la tercera, los investigadores del Instituto Francis Crick e incluso los niños que les han recibido en Oxford han sido los protagonistas y han aportado su espontaneidad a los eventos.
En este foro Felipe VI se ha despedido oficialmente de Reino Unido agradeciendo a sus anfitriones todas las atenciones recibidas.
"Tengan la certeza de que no olvidaremos estos días, en los que hemos percibido la calidez del pueblo británico y sus instituciones hacia España. Como tampoco podremos olvidar que han sido posibles gracias a la generosidad de Su Majestad la Reina Isabel y su familia", han sido sus palabras.