Actualizado: sábado, 25 junio 2016 9:57



MADRID, 25 Jun. (De la enviada especial de EUROPA PRESS, Laura Caldito) -

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, comprobará mañana si ha logrado llevar a los socialistas del "desánimo" con el que afrontaban las elecciones del 26J a la "remontada" que aseguró detectar en las últimas horas de una campaña marcada por el debate de los pactos, en el que no ha querido entrar, y la losa de las encuestas, que le situaban en un tercer puesto que haría peligrar su silla en Ferraz.

La movilización de su electorado ha sido el eje de la campaña de los socialistas, que han fiado su suerte a la recuperación de aquellos votantes que estuvieron con el PSOE en el 2011, pero el pasado 20 de diciembre se quedaron en casa o votaron a Podemos. Y para ello, esta vez el líder de los socialistas ha contado con un partido que ha tenido una apariencia de 'piña' con la que no contaba desde hacía mucho tiempo.

La tregua no ha evitado algunos cruces entre socialistas catalanes y andaluces, a cuenta de los "privilegios" y la Hacienda catalana, en los que no ha entrado Sánchez. Eso sí, el líder del PSOE ha vivido sus dos semanas más tranquilas y, durante la campaña, no ha habido cuestionamientos ni recados a Ferraz, todo en espera de ver qué sucede el domingo.

El mensaje más directo lo dio en la última jornada el expresidente del Gobierno Felipe González, en su único mitin junto a Sánchez, horas después de conocer el resultado del referéndum en Reino Unido que conllevará su salida de la Unión Europea. Sin citarlos, González comparó a Podemos con la "irresponsabilidad" del premier británico, David Cameron, y avisó de que el PSOE no puede tener como socio a un partido que presenta un proyecto rupturista.

LOS 'BARONES', ENTREGADOS A HACER CAMPAÑA

Eso sí, los 'barones' se han entregado a la campaña, con algunas excepciones, como el presidente de Asturias, Javier Fernández, que sólo ha participado en dos mítines, pese a tener uno de los discursos más valorados en el partido. En cambio, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se ha volcado, ante la posibilidad de perder el primer puesto, y, de hecho, cerró anoche junto a Sánchez, en el único mitin que compartieron en estas semanas.

Se han dejado aparcados los recados a Ferraz --Díaz dijo en mayo que Sánchez tenía que ganar para ser presidente-- y las diferencias con algunas federaciones, como la valenciana, con la que el líder del PSOE tuvo un fuego a semanas de arrancar la campaña por el intento del presidente de la Comunitat, Ximo Puig, de presentarse al Senado con Podemos.

Todos los socialistas han sido conscientes de que, más allá de la Secretaría General del PSOE, que se someterá a la militancia en un próximo congreso, en estas elecciones el partido se juega el liderazgo de la izquierda: si son terceros, lo que les espera es el "abismo", como aseguraba estos días un presidente regional.

Sin embargo, al cierre de la campaña el PSOE se niega a asumir este escenario y asegura que de ninguna de las maneras Unidos Podemos va a superarles en escaños. La dirección del partido rechaza también que vaya a haber 'sorpasso' en votos, aunque reconoce que hay pelea, y todos defienden que la clave son los escaños.

Si el 26 de junio ese partido es el PSOE, Sánchez se pondrá el lunes manos a la obra para intentar forjar un pacto que le lleve a La Moncloa. Y aunque durante la campaña ha asegurado que mirará a izquierda y a derecha, los socialistas también son conscientes de que la suma definitiva es la que alcance con Unidos Podemos, aunque a muchos dirigentes del partido este escenario les incomode.

SÁNCHEZ ELEVA EL TONO CONTRA PODEMOS

Y pese a que la coalición sería el aliado ideológico natural del PSOE en ese hipotético gobierno, en esta campaña Sánchez ha endurecido sus ataques al partido morado respecto al 20D y ha ido elevando el tono conforme avanzaba la campaña.

Para ello, ha usado como azote el derecho de autodeterminación, que ha centrado la segunda semana de la campaña, coincidiendo además con las visitas de Sánchez a las tierras del sur --Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía-- y especialmente en el cierre, tras el 'Brexit'.

Sin insistir en la reforma de la Constitución, Sánchez ha hecho de su rechazo al referéndum una bandera de la recta final y ha defendido que la autodeterminación es lo único que le preocupa a Podemos, lo que impidió un acuerdo de gobierno antes del 20 de diciembre y lo que puede hacer peligrar que lo haya después del 26 de junio.

De hecho, en la mitad de la campaña, resumió en tres sus líneas rojas para cualquier pacto: no pactará con nadie que defienda la autodeterminación, no llegará a acuerdos con quien ponga en riesgo el Estado del Bienestar por su política económica y no habrá 'gran coalición' con el PP ni permitirá que siga en el Gobierno.

Eso sí, Sánchez elevó el tono con este tema después de pasar por Cataluña, donde, por primera vez, el candidato sólo tuvo una parada, en L'Hospitalet, con un mitin en el que no mencionó la consulta de independencia y se limitó a advertir que las soluciones que proponen algunos --en alusión a Podemos y el referéndum-- pueden crear un problema.

Después, este mensaje ha sido una constante en el discurso del PSOE hasta la recta final: la advertencia a los ciudadanos de que para resolver el "problema" de Rajoy no se puede resolver con otro "problema" como, a su juicio, sería Iglesias.

Así, ha tratado de esquivar la campaña de Podemos y sus guiños para formar juntos un gobierno de coalición, que le ofreció directamente Iglesias en el único debate a cuatro que tuvieron los candidatos al principio de la campaña.

El candidato de Unidos Podemos le tendió la mano y le reprochó sus ataques, avisándole, entre susurros, que el "adversario" es Rajoy, pero Sánchez la rechazó ipso facto. Los socialistas no se creyeron los cariños de Iglesias, porque detrás ven su voluntad de acabar con el PSOE.

Y esta misma interpretación es la que hicieron de la reivindicación que hizo Iglesias del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, a quien el líder de Podemos alabó como el mejor presidente de la democracia, desvelando incluso que recurre a él cuando tiene dudas sobre asuntos importantes.

El propio Zapatero tuvo ocasión de responder a estas loas desde Valladolid, en un mitin con Sánchez, asegurando que sus palabras son "un reconocimiento" a su partido. "Yo me debo al PSOE", afirmó, en un mitin en el que no hubo duros ataques a Podemos, pero sí veladas críticas al partido morado.

Pero quien respondió a Iglesias como muchos socialistas pedían fue el presidente del Congreso, Patxi López, el pasado domingo, con un grito en el que se sienten representados muchos: "Pretenden robarnos nuestra historia, ¡no lo vamos a permitir!".

Sánchez también terció en este asunto y, de hecho, acusó al líder de Podemos de "manosear" las ideologías, de la socialdemocracia, pero también la historia del Partido Comunista. Así, y después de que Iglesias calificara al PC como "un mal de juventud", le pidio "un poquito más de respeto" a este partido, porque "también" gracias a los comunistas "en España hay democracia".

"EL RENCOR DE LOS DEL 'SORPASSO'"

El líder de los socialistas ha cargado los últimos días contra el "rencor de los del 'sorpasso'" y se ha mostrado convencido de que logrará dar una "sorpresa" al PP, partido al que ha querido situar en todo momento como su adversario.

Qué ocurrirá si finalmente, como dicen todas las encuestas menos las del PSOE, Unidos Podemos logra el segundo puesto es algo que Sánchez no ha querido desvelar, aunque hay pocas dudas de que un escenario como ése haría peligrar su continuidad al frente del PSOE.

Su objetivo es sacarle varios cuerpos de ventaja a Podemos, porque sólo un PSOE "fuerte" afrontaría con seguridad unas negociaciones que no podrán salir adelante si mantiene su exigencia de un referéndum para Cataluña.


Más noticias

Leer más acerca de: