El aniversario se produce un día después del último incidente, en el que cuatro cascos azules han salido ilesos de la explosión de una mina
MADRID, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las tropas españolas cumplen este jueves 10 años de misión en Líbano. Desde que el 15 de septiembre de 2006 una brigada de Infantería de Marina desembarcó en la playa libanesa de Tiro, un total de 23.769 militares --de los cuales 14 han perdido la vida-- han participado en esta operación de la ONU cuyo objetivo es impedir un recrudecimiento de las hostilidades entre Israel y las milicias como Hezbolá que desemboque en una nueva guerra.
El aniversario ha coincidido con el último sobresalto para los cascos azules españoles: sólo un día antes, cuatro militares salieron ilesos de la explosión de una mina que pisó accidentalmente el vehículo blindado 'Lince' en el que se desplazaban, a un kilómetro de la base 'Miguel de Cervantes' que se ubica en Marjayoun, en el sur del país.
Según el Ministerio de Defensa, el incidente va a ser investigado para averiguar si se trata de un artefacto de una guerra antigua o es actual, fruto de esas hostilidades que no cesan entre el Ejército israelí y la milicia de Hezbolá.
El origen de la llegada de las tropas españolas a Líbano se remonta a dos meses antes, el 12 de julio de 2006, cuando tuvo lugar el secuestro de dos soldados israelíes por Hezbolá, lo que provocó una operación del Ejército hebreo que se prolongó durante 34 días. La resolución 1.701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del 11 de agosto de ese año estableció, por tanto, reforzar su Fuerza Provisional en Líbano (FINUL) hasta un total de 15.000 soldados.
La misión de la FINUL es cumplir eficazmente el mandato de la ONU de pedir a Israel el cese de acciones militares y la retirada de Líbano, así como apoyar a las Fuerzas Armadas libanesas y al Gobierno del país a establecer un área entre el río Litani y la Línea Azul --la demarcación entre Líbano e Israel que hizo la Naciones Unidas-- libre de elementos armados y en la que no haya otras armas que las autorizadas por las autoridades del país y FINUL.
LÍDER DE LA BRIGADA MULTINACIONAL ESTE
Sólo dos semanas de desembarcar en la playa de Tiro, las tropas españolas se hicieron cargo de un Sector de la misión internacional como nación líder de la Brigada Multinacional Este, compuesta por un batallón español, uno indio, uno nepalí y otro indonesio, además de una compañía malaya y un hospital Role 2 chino.
En sus diez años de presencia en Líbano, la misión de los cascos azules españoles ha sido verificar que se cumple el cese de hostilidades entre Israel y Hezbolá y vigilar que ambos respetan la Línea Azul. Además, han de apoyar el despliegue del Ejército libanés en el sur del país y sus operaciones relacionadas con el retorno de desplazados.
Asimismo, deben apoyar al Gobierno del país en su responsabilidad de establecer una zona libre de armas ilegales entre la Línea Azul y el río Litani y en la de evitar la entrada de armamento a través de las fronteras.
Para todo ello, las tropas españolas realizan diariamente patrullas a pie y en vehículo, establecen puntos de control y monitorizan permanentemente la situación en la Línea Azul, se sitúan en puntos de observación, actividades que llevan a cabo tanto solos como en colaboración con las Fuerzas Armadas libanesas. Todo ello con el objetivo de disuadir a las partes para evitar un nuevo conflicto.
LA MISIÓN, EN NÚMEROS
En diez años, se han desplegado en Líbano un total de 25 contingentes españoles y 23.769 cascos azules. El primer contingente correspondió a la Brigada de Infantería de Marina de la Armada, si bien después la tarea la asumió el Ejército de Tierra --aunque la Armada sigue manteniendo cierta participación--.
Las tropas españolas han realizado 154.091 patrullas durante las cuales han recorrido una distancia de más de 20 millones de kilómetros. Han participado en 1.423 misiones de desactivación en las que han retirado 4.424 minas y otros artefactos explosivos, limpiando así una superficie de 454.296 metros cuadrados, el equivalente a 45 campos de fútbol.
Hoy en día, la misión militar en Líbano es una de las más longevas de las Fuerzas Armadas y la más numerosa, ya que actualmente forman parte de ella unos 600 efectivos. Además, es la primera misión que visitó el Rey Felipe VI como monarca, en abril de 2015.
Los cascos azules españoles llevan a cabo otras muchas actividades que no están directamente relacionadas con el cumplimiento de las resoluciones de la ONU pero, según el Ministerio de Defensa, "contribuyen al desarrollo de la zona y a su estabilidad, mejorando la percepción de la población local".
Así, destacan iniciativas como el programa Cervantes de enseñanza del español o consultas veterinarias para el ganado de la zona, así como proyectos de reconstrucción de infraestructuras o cursos de contraincendios a cargo de la Unidad Militar de Emergencias (UME), entre otros.
CALMA TENSA
A pesar de todo, la situación general en Líbano es considerada por el Gobierno español como de "calma tensa", ya que continúa marcada por las "tensiones sectarias" en el país, con una de las realidades religiosas y políticas más complejas, y en los últimos años por la "influencia de la crisis de Siria".
Esta "calma tensa" se evidencia en los enfrentamientos que de vez en cuando se producen entre las milicias libanesas con presencia en el sur del país y el Ejército israelí, desplegado al otro lado de la Línea Azul. Uno de estos combates, generalmente aislados, tuvo como resultado la muerte del cabo español Francisco Javier Soria Toledo hace un año y medio.
Como respuesta a un ataque previo de Hezbolá, el Ejército israelí bombardeó el 28 de enero de 2015 la zona cercana a la Línea Azul y su artillería alcanzó el puesto de observación de Naciones Unidas en el que se encontraba el cabo Soria. El Gobierno hebreo calificó este hecho de error e indemnizó a la familia del militar español.
SEIS FALLECIDOS EN ATENTADO
El cabo Soria no ha sido el único que ha perdido la vida en esta misión: un total de 14 militares españoles han fallecido en Líbano desde 2006. El suceso más trágico ocurrió el 24 de junio de 2007, cuando seis militares perdieron la vida al explotar una bomba contra el blindado en el que viajaban en Sahel al Derdara, en el curso de una misión rutinaria.
El resto de bajas se produjeron por accidente de tráfico o por infarto, a excepción del brigada Lorenzo Romeo Muel, quien falleció el pasado 26 de junio a causa de un disparo de su arma.