MADRID 25 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de ocho años de prisión a un pastor de la Iglesia Evangélica Apostólica del Nombre de Jesús por abusar durante cuatro meses de una menor que acudía como fiel al templo y a la que además convenció para que denunciara por abusos de su familia ante el temor a ser descubierto.
La Sala de Lo Penal desestima el recurso impuesto por el acusado y la congregación y confirma la condena impuesta por el Juzgado de Instrucción número 16 de Madrid por los hechos ocurridos entre enero y abril de 2003 y que concluyen que el pastor se aprovechó de su condición de superioridad y forzó a la joven a mantener relaciones sexuales con "penetración vaginal, anal y bucal".
En sentencia de la que es ponente el magistrado Joaquín Giménez García se ratifica la pena de siete años de prisión por delito continuado de abuso sexual y otro como autor de acusación falsa y se le obliga a indemnizar a la menor, que en el momento de los hechos tenía 15 años, con sesenta mil euros "por los daños causados" tanto a ella como a su familia.
La víctima, coaccionada por el pastor de la iglesia a la que pertenecía, llegó a denunciar falsamente a su padre y hermano tal y como concluye el alto tribunal que da credibilidad a las conclusiones expuestas por la psicóloga que le atendió y según la cual, la niña "se quedó más tranquila tras liberase del secreto que guardaba" si bien continuó con "mucho sentimiento de culpa, desprecio hacia su propio cuerpo, depresiva y con ira".
CREDIBILIDAD DE LAS PRUEBAS
La Sala desestima el motivo presentado por la defensa respecto a la tutela judicial efectiva y, tras estudiar la verosimilitud de los hechos, concluye que "existe prueba suficiente de la culpabilidad del acusado" pues a la declaración de la víctima "se suma las corroboraciones periféricas que le dan credibilidad y los informes periciales que le otorgan un alto grado de fiabilidad".
Sobre la contradicción en la que incurrió la menor, que en un primer momento dijo que los abusos se produjeron en el Plenario de la Iglesia y después matizó que fueron en el coche, la Sala concluye que "tan flagrante contradicción tampoco desvirtúa su testimonio" ya que sus acusaciones son resultados de una "coacción que el acusado ejerció sobre" la menor.