MADRID 31 May. (EUROPA PRESS) -
El grupo parlamentario de Vox ha acusado este viernes a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, de generar "fuertes tensiones" en los Plenos por un comportamiento que tacha de "arbitrario" y también le ha echado en cara que no expulsara de la institución este jueves al líder de ERC, Oriol Junqueras, quien llegó a acceder a la cafetería reservada a los diputados, según denunció el partido de Santiago Abascal.
En un escrito dirigido a la Mesa del Congreso, Vox exige que se ponga fin a la "conducta arbitraria" que achaca a la presidenta recriminándole que favorezca a "ciertos grupos" parlamentarios en detrimento "de otros". Y pone dos ejemplos para justificar sus acusaciones, ambos acaecidos este jueves en el marco de la sesión plenaria que concluyó con la aprobación definitiva de la Ley de Aministía.
Así, aprecia una "evidente dejación de funciones" por parte de Armengol por no ejercer su función de "policía" dentro del recinto parlamentario al haber permitido el "acceso y la permanencia" de Junqueras en dependencias "reservadas a los diputados", como es la cafetería del hemiciclo.
Y también apunta a una "flagrante desigualdad de trato en el uso de la facultad de llamar al orden" con la que, a su juicio, la presidenta "origina fuertes tensiones en el desarrollo de las sesiones plenarias".
DESORDEN Y OFENSA A LOS ESPAÑOLES
Además de la presencia de Junqueras en la citada cafetería, Vox se queja de que también estuvieron allí otras personas ajenas a la institución como el delegado de la Generalitat en Madrid y exdiputado de ERC Joan Capdevila. En su opinión, la presencia de estas personas, incluida un "condenado por los delitos de malversación y sedición", implica "un desorden grave" y constituye "una ofensa hacia los españoles representados en la sede de la soberanía nacional".
Para Vox, Armengol tenía la "obligación" de tomar las medidas que considerase oportunas para "impedir" la entrada o decidir la expulsión de Junqueras con el argumento de que estaba promoviendo un "desorden grave" con su "conducta".
Además, el grupo que capitanea Pepa Rodríguez de Millán aprecia una "notable arbitrariedad" en la decisión de Armengol de dar la palabra por alusiones al secretario primero del Congreso y diputado de Sumar, Gerardo Pisarello, pero negársela luego al secretario general del grupo de Vox, José María Figaredo.
La presidenta concedió un turno por alusiones a Pisarello después de Abascal aludiera a él, aunque sin citarle por su nombre, durante su intervención en la tribuna de oradores. Vox se queja de que el diputado utilizó ese turno para atacarle cuando rechazó "lecciones de señoritos que han vivido del cuento, que forman parte de organizaciones históricamente islamófobas y antisemitas y que han ido a rendirle pleitesía al carnicero de Rafah".
SÓLO LES LLAMÓ AL ORDEN A ELLOS
Tras la crítica de Pisarello a la reunión de Abascal con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se desató la bronca en el Salón de Plenos. Figaredo pidió la palabra a Armengol, también por alusiones, pero la presidenta no se la dio y, según Vox, "permitió que varios miembros de la Cámara abucheasen" diputados de su grupo sin hacer "ninguna llamada al orden".
En su escrito, Vox subraya que "después de varios minutos de insultos dirigidos contra" ellos, Armengol sólo llamó al orden Figaredo y sus compañeros de partido Manuel Mariscal y José María Sánchez García.
También denuncia que después, cuando desde la tribuna el socialista Artemi Rallo les llamó "neofascitas y filonazis", ella se limitó a recordar a la bancada de Vox que "ser demócrata implica saber escuchar al que piensa diferente". Armengol hizo este comentario después de que se escucharan gritos de "traidor" y "vendido" contra Rallo.
"La doble vara de medir de la presidenta atendiendo a cuestiones ideológicas es evidente. Estos hechos ponen de manifiesto una actiut sectaria y manifiestamente arbitraria, muy alejada del deber de neutralidad al que le obliga su cargo", sentencia Vox.