Las obras se han presupuestado en 79.516 euros
PAMPLONA, 14 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra ha dado luz verde al proyecto de reparación de las cubiertas de la antigua casa abacial del monasterio de Santa María de Irantzu, en la localidad de Abárzuza (valle de Yerri), cuyas obras comenzarán en breve. Han sido ya adjudicadas a Construcciones Aranguren, por un importe de 79.516,96 euros.
Según ha informado el Gobierno foral en una nota, el edificio estaba muy afectado por varias goteras y humedades que se producían de manera acusada en el techo que hay sobre la zona de atención al visitante, especialmente afectado.
La restauración del monasterio de Irantzu fue realizada por la Institución Príncipe de Viana entre 1941 y 1963. En el año 1967 la Institución realizó obras en la antigua casa abacial con el objeto de adecuarla como hospedería. Se levantó una nueva estructura interior de hormigón, con vigas metálicas de perfil laminado y forjados de viguetas y bovedillas, con una capa de compresión de hormigón. Sin embargo, no se terminó de adecuar este espacio interior quedando hoy día a la vista la estructura descrita.
También en 1967 se construyeron buhardillas en el faldón oriental de la cubierta que da al claustro, y que ahora se plantean desmontar dada su inadecuación tipológica en relación con el resto de cubiertas del monasterio, todas de faldones inclinados y continuos.
Además, las buhardillas existentes son punto de entrada de agua al interior, en concreto desde las zonas de encuentro de sus cierres laterales con el faldón de teja.
EL MONASTERIO
Oculto en el valle de Yerri, entre montañas, se encuentra el monasterio de Santa María de Irantzu, abadía del Cister construida entre los siglos XII y XIV. Los monjes cistercienses se establecieron en este cenobio en 1176 y aunque durante la Desamortización de 1835 permanecieron protegidos por los carlistas, en 1839 tuvieron que abandonar el monasterio que pasó a ser propiedad del Estado.
El edificio permaneció abandonado hasta 1942, cuando se inició su reconstrucción. Un año más tarde se establecieron en Irantzu los padres teatinos, actuales moradores del monasterio, que tradicionalmente fue benedictino.
La entrada al recinto da acceso directo al claustro gótico, uno de los rincones más bellos del monasterio, que invita a descubrir las diferentes dependencias del cenobio reformado en 1942. El claustro se construyó entre los siglos XII al XIV, lo cual explica la variedad de estilos, desde las galerías de medio punto de la zona más primitiva, a los arcos apuntados con trilóbulos interiores y ojos de buey de elaborada tracería, propios de un gótico pleno.
Cuenta con una cocina de estilo medieval y con una gigantesca chimenea; el refectorio transformado en el siglo XVII; la cillerería que servía de almacén; la casa abacial restaurada en el barroco; las celdas de castigo, en las que monjes y conversos pagaban sus culpas a pan y agua; la sala capitular, construida a finales del siglo XII, que se conserva en toda su originalidad; y la iglesia de Santa María, construida a finales del siglo XII. Este templo, de planta de cruz latina con una capilla central y dos laterales, sorprende por su iluminación, ya que la disposición de los ventanales hace que el conjunto tenga gran claridad, ha añadido el Ejecutivo.