PAMPLONA, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un grupo de científicos del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente de la Universidad de Navarra, Parque Tierra Rapaz y Royal Veterinary College de la Universidad de Londres han estudiado cómo perciben las lechuzas el mundo que les rodea y cómo esa percepción depende de las experiencias que adquieren en sus primeros días de vida.
El equipo de biólogos ha estudiado el comportamiento de 70 pollos de lechuza común (Tyto alba) en dos grupos, en función del tiempo que habían pasado con sus padres biológicos o con el ser humano. La principal conclusión de este estudio es que a partir del día 18 de vida las aves reconocían a su cuidador y rechazaban otras interacciones, según ha explicado en una nota la Universidad de Navarra.
"Los pollos de lechuza criados por sus padres biológicos expresaban miedo hacia un cuidador humano si se aproximaba a ellos, huyendo, rechazando su alimento, emitiendo silbidos de alarma e incluso lanzándole las garras en actitud defensiva. Sólo admitían ya a lechuzas como padres. Por el contrario, antes de alcanzar esa edad, aceptaban ser criados por el ser humano al que seguían tiempo después como padre adoptivo para interaccionar, recibir alimento y volar hacia su llamada", apunta Luis Lezana, director del Parque Tierra Rapaz (Calahorra) y uno de los investigadores de este trabajo.
Esta investigación revela que entre los días 14 y 17 de vida de las lechuzas es el "momento crítico en el que registran la información que luego les marcará de por vida, en lo referente a reconocer quiénes son sus progenitores, cuál es su hogar y cuáles son los peligros a los que se pueden enfrentar". "Si queremos que una lechuza criada en cautividad pueda introducirse con éxito en la naturaleza, bastará con que sea criada por lechuzas hasta completar el día 17 de su vida o al menos durante los días 14 a 17. A partir de entonces, identificará a su especie y huirá de depredadores como el ser humano", añade Lezana.
Este estudio, que se ha desarrollado durante cuatro años y sus resultados, publicados en la revista internacional 'Behavioural Processes', han permitido ampliar el conocimiento sobre esta especie, "lo que puede redundar en su gestión y conservación". "El comportamiento de un individuo es una característica de su biología tan importante como su fisiología o anatomía y, al igual que éstas, debe desarrollarse normalmente para asegurar su supervivencia y viabilidad. En este estudio hemos profundizado en la importancia de los primeros días de desarrollo de las crías sobre el comportamiento que mostrarán posteriormente como adultos, con implicaciones directas en la conservación de ésta y otras rapaces nocturnas", apunta David Galicia, investigador del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente de la Universidad de Navarra.
Por otra parte, los investigadores han descubierto también que aquellos objetos que estaban presentes durante la cría eran reconocidos por estas aves incluso en entornos desconocidos, "lo que podría favorecer la reintroducción de estas especies en la naturaleza".