Francisco Pérez ha pedido a las instituciones que apoyen a las madres para que "dejen vivir al bebé que llevan en su seno"
PAMPLONA, 3 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Arzobispo de Pamplona y Tudela, Francisco Pérez, ha manifestado que le "gustaría que el problema de la educación estuviera bien resuelto, que los padres pudieran elegir la educación y el centro que quieren para sus hijos, que pudieran conseguir sin dificultad la clase de religión los que la pidieran".
Así se ha expresado en la homilía que ha recitado este sábado en la Catedral de Pamplona durante la misa con motivo de la Fiesta de san Francisco Javier.
"Me imagino una Diócesis en la que se respetara la vida desde el comienzo hasta el final", ha continuado Francisco Pérez que, citando al Papa Francisco, ha afirmado que "el aborto es un pecado muy grave, porque pone fin a una vida humana inocente" y que "todos hemos de salvar a aquellos que son los más indefensos". Por todo ello ha rogado para que "las instituciones sociales y todos podamos apoyar a las madres a fin de que, tendiéndoles las manos, acepten y dejen vivir al bebé que llevan en su seno".
Monseñor Pérez ha pedido, también "muchas vocaciones para los seminarios y para la vida religiosa". "También me imagino una Navarra en la que las familias sean un lugar privilegiado donde se aprenda a amar, a rezar, a comprender y a ser generosos", ha continuado el arzobispo que ha remarcado que "la belleza de la familia permanece inmutable, a pesar de las numerosas sombras y propuestas alternativas que tanto daño hacen".
Por otro lado, el Arzobispo de Pamplona ha destacado que "es tiempo de hacer un hondo examen de conciencia que nos ayude a reencontrar la belleza de la vida cristiana" y de "romper el posible desánimo ante la indiferencia religiosa que se palpa, muchas veces, en el ambiente social".
En este sentido, ha asegurado que "San Francisco Javier nos estimula con su ejemplo" y ha agradecido la labor de los misioneros "que están dando su vida anunciando a Jesucristo y procurando un mayor nivel de vida". "La misión no es un adorno, sino que está en el corazón mismo de la fe, por lo que cada cristiano es enviado al mundo como profeta de su palabra y testigo de su amor", ha concluido monseñor Pérez citando nuevamente al Papa Francisco.