Actualizado 30/05/2014 12:00

Fernando Jáuregui.- La mujer que será socia de Rajoy. O no...

MADRID 30 May. (OTR/PRESS) -

De entre las muchas falsedades, desinformaciones interesadas, pugnas internas y peleas con el adversario que está provocando la crisis en el Partido Socialista, yo sacaría una sola conclusión, y aun esta, provisional: Susana Díaz es la única luz al final del túnel. No creo las versiones que dicen que hay quienes se alían para mermar su poder, ni en las que aseguran que Rubalcaba quiere 'controlar su sucesión', ni en las que afirman que el 'aparato' actual, o los veteranos, tratan de impedir la celebración de las elecciones primarias, o que todos los militantes voten en el congreso extraordinario de julio. Demasiadas 'tesis conspirativas' cuando, en realidad, lo que hay es un ejemplo, que debemos contemplar con respeto, de intento de democratizar un partido que ya ha cumplido cuarenta años desde el 'terremoto' de Suresnes, cuando se renovó a fondo con Felipe González y los suyos y entró en la modernidad.

La confusión es considerable, y afecta de lleno a cuantos pensaban presentarse a las elecciones primarias de noviembre; creo que todos ellos andan planteándose el futuro, pero sabiendo, en realidad, cuál va a ser el futuro. Porque, en este momento, pienso que la hoja de ruta es, más o menos, la siguiente:

-Susana Díaz tiene como horizonte más probable presentarse a la secretaría general, probablemente aupada por el voto de una mayoría de los doscientos mil militantes del PSOE, si se consigue encontrar lo que Rubalcaba llamó este jueves una 'solución técnica' para contrariar los estatutos, que hablan de votación por delegados.

-Tras el congreso de julio, habrá primarias 'generales' en noviembre (las primarias municipales y autonómicas seguirán como estaba previsto, en septiembre). Con lo cual puede darse el caso de que sea una persona -Susana Díaz o quien fuere- la que alcance la secretaría general y otra la que se convierta en candidata a la presidencia del Gobierno frente a Mariano Rajoy (o quien fuere). Rubalcaba admitió, respondiendo a una pregunta que le hice, que puede darse una bicefalia secretario general -candidato, como en tiempos de Borrell- Almunia, de infausto recuerdo: "es mejor una bicefalia y que cambiemos las reglas del juego; en todo caso, es lo que ya estaba decidido", me dijo.

-Sabe Rubalcaba que difícilmente habrá bicefalia, porque, una vez convertida en secretaria general, Susana Díaz haría un doble movimiento: adelantaría las elecciones andaluzas -las ganará sin duda- y se presentará a las primarias -todo indica que, probablemente, también las ganaría-. A la pregunta acerca de si cabe la dualidad presidenta de la Junta andaluza -secretaria general del PSOE-, la respuesta es obvia: Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero fueron secretarios generales del partido y, a la vez, presidentes del Gobierno central. Y Mariano Rajoy es presidente ejecutivo del PP y, al tiempo, inquilino de La Moncloa.

-Si todo sale como se espera, ello permitiría a la presidenta andaluza concurrir como 'cabeza de lista' a las elecciones generales, cuya fecha más probable de celebración se cifra ahora en enero de 2016, si es que Rajoy no decide adelantar la disolución de las cámaras por unas u otras razones, entre ellas precisamente la de impedir que la 'opción Díaz' se consolide.

No crea el lector que todo lo dicho hasta ahora es una mera especulación: es el itinerario que se maneja en la muy poderosa Junta andaluza, aunque nadie quiera, lógicamente, ser taxativo ni hacer declaraciones públicas al respecto. Las cosas, lógicamente, pueden ser, probablemente serán, como las apunto. O no... que diría Mariano Rajoy; porque son muchos los cálculos que pueden fallar, muchas las circunstancias adversas que se pueden cruzar en el camino. Pero el presidente del Gobierno sabe que su rival más probable en las elecciones generales será esta mujer, indudable 'estrella ascendente' del PSOE, capaz, ya lo verán, de aglutinar las voluntades de quienes se configuraban, sin que ninguno lo haya confirmado oficialmente, como candidatos en las primarias o a la secretaría general del partido: ya se hablaba en las últimas horas de la posibilidad de que Eduardo Madina se convirtiese en el 'número dos' de Díaz. No habrá, preveo, (demasiada) batalla interna: a nadie le conviene, y menos que a nadie, a los españoles.

En todo caso, en su momento entrará en liza el factor, inoportuna pero certeramente apuntado por Felipe González, de un posible Gobierno de gran coalición tras unas elecciones generales que difícilmente darán una mayoría suficiente a ninguna de las formaciones en liza. ¿Será entonces el momento en el que un mosaico heterogéneo de la izquierda trate de formar Gobierno? ¿O será la ocasión para ese pacto 'a la alemana' que una mayoría de los españoles cree, y lo afirmo con las encuestas en la mano, que sería lo más beneficioso para proceder a las reformas legales, territoriales, sociales y económicas que pide a gritos nuestro país?

Retomo el título de este comentario. Me consta que todos los ojos -en el PSOE, en el PP, el IU y en las restantes formaciones, pero también en las embajadas extranjeras con 'antena' en Madrid, e incluso en los mercados- están fijos en lo que pueda suceder con el destino político de Susana Díaz. La mujer que se puede convertir en 'socia a la fuerza' de Rajoy. O no... que diría, insisto, el propio Rajoy. O viceversa, que Rajoy haya de ser 'socio forzoso' de Díaz, que ahora mismo, en este torrente de acontecimientos, todo está abierto, y mucho depende de que todas las partes se comporten con responsabilidad, generosidad y altura de miras. ¿Será mucho pedir?

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