MADRID 13 Jul. (OTR/PRESS) -
No solo ciertos medios de comunicación demonizan a Podemos. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha cargado contra Podemos -"dicen lo que la gente quiere oír"- y la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, ha retado a Pablo Iglesias a dar a las víctimas del terrorismo el dinero recaudado para denunciarla, una vez que Iglesias la demandó por vincularle al entorno de ETA, bajo el pretexto de que quiere que el líder de Podemos diga que está en contra de la banda armada y que no ha recibido dinero de Venezuela. Desde el PP, solo el presidente extremeño, José Antonio Monago, cree que Iglesias y Podemos se merecen un respeto.
¿Por qué le inquieta tanto Podemos al PP? ¿Tal vez por si, como dicen ellos, le arrebatan el patriotismo a los de pulsera rojigualda que cierran escuelas? ¿Acaso por una posible pérdida de votos, si se confirma la hipótesis de algunos expertos electorales según la cual el grueso de votantes de Podemos no fueron tanto los jóvenes del 15-M como sus propios padres?
La motivación es probablemente más de fondo, sin descartar los riesgos electorales que Podemos le plantea a grandes partidos como el PP. Donde más daño le hace Podemos al PP es en su discurso, que si bien tiene carencias importantes, cala socialmente y crea la sensación de que, al fin, hay un verdadero discurso alternativo al PP y al Gobierno, sin lugares comunes ni frases gastadas. Lo que el PSOE no ha sabido conseguir como primera fuerza de la Oposición lo ha logrado Podemos, y eso preocupa e inquieta en la Moncloa y en Génova, dado que el PP tiene ahora mucho más difícil hacer su política sin engañar a la gente. Podemos no solo le planta cara al PP, sino que aflora un discurso diferente y alternativo.
Los ataques que recibe Podemos desde la derecha política y mediática pueden tener un efecto boomerang como cualquier otra arma que tras ser lanzada, si no impacta en el objetivo, regresa a su punto de origen. A Podemos seguramente le inquietan más sus problemas de organización que las críticas que recibe, consciente como es de que su vocación asamblearia es difícil de conciliar con una organización eficaz. Ojalá su principal problema fuese su conexión con la boliburguesía que acampa en España con dinero chavista. Seamos serios: quiénes acusan a la fundación relacionada con Podemos de cobrar 3,7 millones de Chávez en 10 años se han olvidado, por ejemplo, de la ayuda económica de Acción Democrática al PSOE en tiempos de Carlos Andrés Pérez y de Felipe González.