MADRID 7 Ene. (OTR/PRESS) -
Mala la hubisteis, Pedro Sánchez, con el desembarco en el año de la rima, cuando regresasteis de la nieve para caer bajo una granizada de abucheos de la gente con ocasión de la Pascua Militar celebrada este lunes, Día de Reyes, en el Palacio de Oriente.
De nuevo las odiosas comparaciones. Y una espinosa cuestión que planea sobre los circuitos mediáticos de la política nacional: ¿por qué abuchean a Sánchez y vitorean a Felipe VI? Seguro que le daremos un par de vueltas más al asunto, "en un momento sensible para las relaciones entre la Moncloa y la Zarzuela", leo en una de las reseñas.
El caso es que al presidente le acechan toda clase de males en el año político que acaba de estrenarse con una rima soez. El antídoto también funciona. Dígase "dos mil veinticinco y dos piedras" y el maleficio quedará desactivado. Salvo que las acechanzas sean contantes y sonantes. Como las que ahogan al Gobierno en la entrada del año nuevo. A saber: corrupción de cercanías, desconstrucción de Frankenstein, problemas tan apremiantes como los de la vivienda y la inmigración.
Por cima de todos ellos está el desplome de la credibilidad del personaje, pues se ha convertido en cotidiana cuestión de confianza perdida por Sánchez en la calle:
Este rasgo es el más tangible cuando se teoriza sobre la continuidad del Gobierno progresista-plurinacional-antitaurino-feminista-ecológico-descolonizador. Es el más verificable y al tiempo el más ignorado por los teólogos del Palacio de la Moncloa, que siguen instalados en culpar de sus males a los "fabricantes de odio", repetir machaconamente lo de "Gobierno para rato" y convencernos de que el pueblo soberano está en deuda con Sánchez y el "progresistas" desempeño de sus siete años ininterrumpidos al frente del Ejecutivo.
Sin embargo, la "cuestión de confianza" cuya tramitación parlamentaria viene exigida desde el auto destierro por Carles Puigdemont, es un eje argumental de la vuelta al cole después de las vacaciones navideñas. Y no me refiero solo, o no precisamente, al debate y votación reglamentados en la Cámara Baja, sino a todos los aspectos de la actualidad política que retratan la falta de credibilidad de este Gobierno.
La cuestión de confianza también se refleja en las dificultades para disponer de unos Presupuestos Generales del Estado para el ejercicio recién estrenado, en la reacción de los españoles de a pie en distintas exposiciones públicas de Sánchez (Paiporta, Cerler, la Pascua Militar....), en las tentaciones escapistas de sus propios socios y aliados (Sumar, Podemos y nacionalistas vascos y catalanes), en distintos episodios de mal funcionamiento en los servicios públicos (transportes, sanidad, burocracia administrativa*etc).