Publicado 18/12/2021 08:01

Antonio Casado.- Bárbara, la parte débil

MADRID 18 Dic. (OTR/PRESS) -

Es legítimo que un determinado partido político quiera llevar al Parlamento -al Senado, en este caso- su patriótico celo indagatorio sobre los amores de la actriz Bárbara Rey con el entonces rey de España, don Juan Carlos de Borbón. Más concretamente sobre la compra de su silencio con dinero de todos los españoles.

Esa es la motivación del senador Carles Mulet, de Compromís (partido valenciano afín a Podemos) que le lleva a pedir al presidente de la Cámara Alta la comparecencia de la actriz ante la comisión de Interior al objeto de confirmar o desmentir si recibió dinero de los fondos reservados a cambio de no airear públicamente sus relaciones con quien entonces ostentaba la más alta magistratura de la nación.

He comenzado por reconocer que es legítima la iniciativa de Compromís. Sin embargo, llama poderosamente la atención que, en asunto tan espinoso que afecta tanto a las alturas como a las bajuras del Estado, a este senador se le haya ocurrido poner el foco solo sobre el término más débil y vulnerable de la ecuación.

Si Compromís busca la verdad caiga quien caiga, debería reclamar la presencia de los responsables de la cadena oficial (no la privada) al servicio del Estado y de la Corona, tanto en el acceso a los fondos reservados como en la línea jerárquica. Los de antes o los de ahora, incluido, naturalmente, el monarca, los servicios secretos o el Ministerio afectado. Seguro que sus explicaciones serían mucho más útiles a la hora de encontrar responsables de este maloliente culebrón.

El propio Mulet habla de las "personas del entonces Cesid (hoy CNI) u otros altos estamentos del Estado" que habrían entregado a esta señora "ingentes cantidades de dinero público de fondos reservados y posibles prebendas" a cambio de su silencio sobre las relaciones íntimas que mantuvo con don Juan Carlos de Borbón. Vale. Lo cierto es que, tras esos señalamientos, la única decisión operativa de Compromís ha sido la de pedir la comparecencia de Bárbara Rey.

Pues no me parece justo ni operativo, si de verdad nos rebelamos contra una "enorme malversación de fondos reservados que no pueden estar destinados a comprar el silencio de las aventuras sexuales del monarca emérito", en palabras del senador Mulet.

Y como aquí nadie se chupa el dedo, no se nos escapa la intención de desgastar la imagen de la Corona. El partido proponente es beligerante contra la forma monárquica del Estado. Pero en esa campaña no están ni el PSOE ni el PP, casualmente los dos partidos que hoy por hoy controlan la mesa de la comisión de Interior que debe aceptar la convocatoria de la actriz. Apuesten ustedes a que eso no va a ocurrir.