MADRID 19 Dic. (OTR/PRESS) -
En respuesta a la portavoz de Coalición Canaria en el Congreso, Cristina Valido, este miércoles en el Congreso, Pedro Sánchez volvió a utilizar el mantra prefabricado en la Moncloa de que "queda mucha legislatura por delante". Nadie lo diría, a la vista del cerco judicial (corrupción de cercanías) y político (Junts, Podemos y ERC ya comparten el diagnóstico respecto a un presidente incumplidor) que agobia al Gobierno de coalición PSOE-Sumar. No es la mejor manera de afrontar un cierre del año sin garantías de afrontar el siguiente con unos nuevos PGE.
En estas condiciones, Sánchez quiere ganar tiempo, porque se encuentra en su peor momento:
Por un lado, el horizonte judicial de su propia esposa, Begoña Gómez, tras declarar ante el juez a preguntas de su abogado. Por otro, dos de sus personas de máxima confianza en la forja del sanchismo fundacional, José Luis Ábalos y Koldo García, siguen investigados por distintos supuestos delictivos. Y en cuanto al sindicato de costaleros parlamentarios para la continuidad en la Moncloa, parecen haber descubierto de repente que no es fiable. Izquierda y derecha catalanas coinciden incluso en el uso de la expresión: "Sánchez no es de fiar".
Así se entiende que la mayoría gubernamental en la mesa del Congreso haya congelado la moción de Junts instando a que el presidente se someta a una cuestión de confianza. La propuesta entra en la nevera hasta después de las vacaciones. Nada que hacer al menos hasta febrero de 2025, puesto que el mes de enero está declarado "inhábil" en la Constitución Española (artículo 73, sobre períodos de sesiones en las Cortes).
Pero la maquinaria policial y judicial no se detiene. Lo nuevo es la petición de suplicatorio al Congreso que acaba de formular el juez que investiga al diputado Ábalos sobre la etapa de este como ministro de Transportes. El suplicatorio (o sea, la suspensión de la inmunidad parlamentaria) lo solicitará formalmente la presidencia del Tribunal Supremo y, una vez concedido (si se concede) ya se podrá investigar el patrimonio del exministro, cosa que hasta ahora no era posible, más allá de lo que voluntariamente quisiera declarar Ábalos o lo que quisieran y pudieran aportar tanto Aldama (que estuvo explícito y "convincente", según el fiscal del caso) como Koldo García (que estuvo evasivo).
Véase como la pervivencia del Gobierno depende tanto de sus aliados intranquilos como de la corrupción de cercanías. Más de lo segundo que de lo primero, a mi juicio. Hasta el punto de que este comentarista cree que el verdadero flotador de Pedro Sánchez será la proverbial lentitud de la Justicia, más que los asuntos aplazados al año 2025. A saber: la cuestión de confianza, la eventual aprobación de los PGE y el suplicatorio de Ábalos para que el diputado socialista pierda la inmunidad.