Publicado 27/07/2024 08:00

Antonio Casado.- La tercera carta

MADRID, 27 Jul. (OTR/PRESS) -

El líder del principal partido de la oposición y aspirante institucionalizado a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, ha incorporado a su discurso el morbo de la "tercera carta" de Sánchez como remedio a los problemas de un país visto desde la calle Génova (sede del PP) como un compendio de males sin mezcla de bien alguno.

Se supone que Feijóo hace alusión a las dos cartas primaverales del presidente a la ciudadanía. Una para insinuar que podía irse si llegaba a la conclusión de que oficiar de macho alfa de la política nacional no compensa el sufrimiento de un hombre enamorado de su esposa. Y otra para comunicar su decisión de continuar a pesar de todo porque su gente se lo había pedido en la calle.

Habida cuenta que lo de su esposa ha ido a más en los ojos escrutadores de los fabricantes de fango (jueces politizados, periodistas insumisos), el líder del PP ha concebido la esperanza de que Sánchez redacte su "tercera y definitiva carta" con motivo de haber sido emplazado por un juez a declarar en relación con las actividades profesionales de Begoña Gómez.

Y si está desengañado de lo epistolar como método, que olvide la tercera carta y se limite a llamar al Rey para decirle que convoque elecciones, le aconseja Feijóo. Pero el método va a ser lo de menos a contar desde el momento en que el discurso de la Moncloa sobre la "legislatura duradera" empezó a quebrarse cuando Puigdemont, sin salirse de la carrera de sacos entre los independentistas catalanes (Junts y ERC), vino a decir que si hay investidura de Illa habrá des-investidura de Sánchez.

Creo que no hace falta referirse al pecado original de la legislatura, el que está en la fuente de todos los bienes (PSOE repuesto en la Moncloa) y de todos los males (un Gobierno colgado se los siete escaños de Junts). Que ahora califiquen de "rabieta" las amenazas de Puigdemont (de "hostia en hostia", dice el desdichado) no desactiva las consecuencias del reciente frenazo de Junts a los planes migratorios y presupuestarios del Gobierno.

Si finalmente el sanchismo cerrase un acuerdo con ERC para hacer presidente de la Generalitat a Salvador Illa, y los militantes de ese partido independentistas lo respaldasen, el despecho de Puigdemont puede convertirse en la "tercera carta" con la que Feijóo sueña llegar a la Moncloa. El despecho en realidad solo sería una de las circunstancias que hoy conspiran contra la continuidad de la legislatura. Las otras circunstancias tienen que ver con la aplicación judicial de la amnistía, la corrupción de cercanías en el entorno familiar de Sánchez y la fractura en el sindicato de costaleros parlamentarios de este Gobierno.