Actualizado 09/09/2011 14:00

Carlos Carnicero.- Aguirre y los liberados sindicales.

MADRID 9 Sep. (OTR/PRESS) -

Esperanza Aguirre no soporta a los sindicatos. No es la primera vez que demoniza a los "liberados" sindicales. Y, analizando la participación de los profesores en la protesta por los recortes en la educación de la Comunidad de Madrid, no tuvo inconveniente en afirmar que no eran enseñantes sino "liberados sindicales". Trataba de denigrar a los sindicatos y a los manifestantes, porque para la presidenta de la Comunidad de Madrid, la condición de "liberado" viene a ser la de un vividor que no trabaja y pasa el tiempo conspirando contra ella.

Convendría hacer unas reflexiones sobre la conceptualización que Aguirre hace de los liberados sindicales. Los sindicatos, junto a los partidos políticos, son instituciones públicas fundamentales para la organización de la democracia. Su papel está amparado por la Constitución y regulado, entre otras leyes, por el Estatuto de los Trabajadores.

Si se empieza a desacreditar la función sindical, se cierra el ciclo de descrédito de la representación democrática. ¿Cuántos liberados políticos tienen la Comunidad de Madrid y los ayuntamientos gobernados por el PP? ¿Cuántos liberados sindicales están incursos en sumarios por asuntos de corrupción?

Si Aguirre está demonizando a sindicalistas elegidos pos sus organizaciones, que a su vez fueron elegidos por los trabajadores en elecciones libres, tiene que estar preparada para que se cuestione su propia representatividad como presidenta de la Comunidad de Madrid. Y ese camino de demonización de la política y la vida sindical sólo conduce a una sociedad autoritaria en la que la falta de tolerancia arruine la vida democrática.

Los sindicatos tienen derecho a manifestarse; los profesionales de la enseñanza están escandalizados con los recortes que se le están aplicando. Y los electores están tomando nota de las iniciativas del PP con la educación allí donde gobiernan.