MADRID 2 Feb. (OTR/PRESS) -
15 días con sus 15 noches es el plazo, siempre ampliable, que Junts y el Gobierno de han dado para salir del atolladero que ha supuesto el rechazo al texto inicialmente pactado con los independentistas catalanes en un pleno que provocó que el gesto del Presidente del Gobierno quedara demudado.
Daban por hecho, eso decían, que al final Mirian Nogueras no estirara tanto la cuerda, pero a juzgar por las caras y el ánimo de los socialistas, la sorpresa, el disgusto, fue mayúsculo. Nunca creyeron que Junts se fuera a atrever, pero lo hizo y así ocurrió, de modo que al Presidente le costó aceptar que semejante cosa le pudiera ocurrir a él.
No en vano, Pedro Sánchez, acostumbrado a bailar en el alambre, a salir airoso de cualquier laberinto, a no perder nunca, se encontró que ese aura no ha hecho mella en su socio independentista. Es como si descubriera que él también es mortal y Junts se encargó de hacerlo ver.
Ahora tienen por delante 15 días, con sus correspondientes noches, sin descartar madrugadas, para arreglar semejante embestida. Y habrá arreglo porque ambas partes se necesitan. Pedro Sánchez, más para resistir que para gobernar, y Junts para no volver a la irrelevancia de la que el PSOE le ha reflotado.
Después de lo ocurrido, los socialistas y el Gobierno ya tienen, o deberian tener, claro con quienes se gastan los cuartos. Ya saben que Puigdemont no está abducido por Sánchez y que lo suyo no es la gobernabilidad de España y que eso de ensanchar la democracia que tanto le gusta decir al Presidente, es algo que no va con ellos.
El empeño del Presidente por revestir de épica y generosidad su nueva y sorprendente estrategia carece de valor. Se pueden lanzar muchos y diversos discursos, se puede apelar una y mil veces a los mejores sentimientos e incluso al inmenso valor que la amnistía tiene para la convivencia entre españoles. Con un poco de paciencia y un buen escribidor se pueden armar discursos que incluso lleguen a emocionar. Pero no, esto no va de nada de eso. Se le pueden dar las vueltas que se quiera, pero la única verdad, el único argumento cierto son siete votos para resistir más que para gobernar, salvo, claro está, que una y otra vez se recurra al decreto.
Pero que nadie se lleve las manos a la cabeza, que nadie crea que está ante una novela de misterio. Solo hay que esperar 15 dias y 15 noches para comprobar que habrá acuerdo porque nada une más que compartir necesidades.