MADRID 4 Oct. (OTR/PRESS) -
Este jueves Bildu y en concreto su portavoz Mertxe Aizpurua tuvieron su minuto de gloria. Anunciaron su acuerdo con el Gobierno para modificar la llamada Ley Mordaza para garantizar el derecho de expresión. Este minuto de gloria ha sido un alarde de los mimos del Presidente hacia la formación abertzale, mimos negados a otros grupos más minoritarios pero igual de necesarios para mantener la mayoría que le dio la investidura.
Lo acordado también se refiere a la prohibición de las devoluciones en caliente, que exige la modificación de la Ley de Extranjería y la utilización por parte de la Policía de las pelotas de goma que, según el diputado Iñarritu, también de Bildu, han provocado la muerte de 23 personas. Creo que, efectivamente, más valen las palabras que las balas. Más vale la política que la violencia pero para hacer política basta con estar en ella. Someterse a las urnas y cumplir las normas propias a las que están sujetos todos los electos y, en la medida que puedan, tratar de influir allí donde estén. De todo esto a recibir mimos del Presidente hay un abismo que a muchos ya no nos llama la atención pero que no deja de causar sorpresa en la medida que Bildu a día de hoy no ha tenido el valor y la decencia política de condenar con sujeto, verbo y predicado a la organización terrorista que sembró de horror y terror asesinando sin piedad. Entre las víctimas, muchos socialistas ejemplares que, aún sabiendo que podían ser asesinados, no desistieron de defender sus ideas y hacer frente a quienes callaban, aplaudían y, en algunos casos, colaboraban con los terroristas.
Entre los que callaban, e incluso comprendían el terrorismo, muchos de ellos están en Bildu y para la memoria de quienes lo vivimos en en vivo y en directo el lamentable y vergonzoso titular que Mertxe Aizpurua colocó para abrir su periódico cuando fue liberado Ortega Lara, funcionario de prisiones :"Ortega Lara vuelve a la cárcel ". Un alarde de empatía con quien sufrió más de quinientos días de cautiverio y por supuesto un alarde de defensa de los derechos, todos los derechos, de un ciudadano. Bien está que Bildu haga política y que trate de influir, pero no deja de resultar irónico que ahora se erijan como defensores de los derechos humanos. Nunca es tarde, se podrá decir.
Si la preocupación que ahora manifiesta la hubieran hecho pública cuando ETA asesinaba, con toda seguridad, las cosas en el País Vasco y en el conjunto de España habrían sido bien distintas. Si, por ejemplo, en no pocas ocasiones se exige al PP que condene el franquismo, cosa que ya ha hecho, no es de recibo que a Bildu no solo no se le exiga lo propio en relación a ETA sino que además se le mime regalándole un minuto de gloria absolutamente innecesario. Si el acuerdo es con el Gobierno debería haber sido el PSOE el que debería haberlo anunciado, pero no, le ha cedido terreno a Bildu, encantados de haberse conocido y mirando de reojo al PNV, al que creen estar ganando por goleada. Un apunte final. La Ley Mordaza pudo ser modificada en la anterior legislatura pero a ERC no le pareció suficiente lo propuesto por el PSOE. El acuerdo con Bildu ha salvado el escollo.