MADRID 14 Abr. (OTR/PRESS) -
El Bachillerato de la excelencia que ha propuesto la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha desencadenado una sorprendente polémica político electoral en la oposición madrileño de izquierdas, el PSE e IU, pues solo en clave electoral se puede comprender, desde mi punto de vista, que personas experimentadas e instruidas tachen la idea popular de "elitista". ¿Eli qué? Sin rodeos, amigos, darle a los que más estudien la oportunidad de volar no lo es promover el elitismo, salvo que en coherencia se tache acto seguido también de elitistas proyectos como por ejemplo el conocido proyecto ADO, un ejemplo para nuestros jóvenes que tan buenos resultados y tantas satisfacciones le está dado al deporte español y a todos nosotros, y que empezó, recordemos, hace años con la "pesca" por España de los jóvenes mejor dotados físicamente y psíquicamente para las distintas disciplinas deportivas, y siguieron con la inclusión de los seleccionados en centros con programas, entrenadores e incluso una alimentación "de alto rendimiento", no para que se tumbaran a la bartola si no para que explotasen al máximo sus potencialidades
Diría más ya que estamos: criticar que los estudiantes que más estudien y se esfuercen lleguen todo lo lejos que puedan llegar en las aulas de la escuela pública, si que es elitista y discriminatorio, y además injusto. Esto de ir a los mejores colegios con los mejores programas y los mejores profesores está inventado desde hace siglos, llegar todo lo alto que quieran y puedan en su formación es algo que los hijos e hijas de "casa rica" siempre han podido hacer y podrán seguir haciendo en centros carísimos que sus padres se pueden permitir pagar. Pero sin programas para llevar "la excelencia" educativa a la educación pública, que es lo que están proponiendo la presidenta madrileña, digan ustedes conmigo que seguirá siendo imposible que accedan a esos centros los hijos e hijas de las clases medias. De los de las clases medias. De los de las clases más modestas, ni hablamos.
¿Elitismo que esforzarse tenga premio? ¡Por favor! Oponerse a ofrecer la mejor educación posible a quien se gane el derecho a disfrutarla por su mérito, su esfuerzo y su capacidad es un doble atentado, contra el progreso del país y contra el derecho constitucional a la igualdad de oportunidades; que no va de cortarle las piernas a los que destacan, metafóricamente hablando, para que todos seamos igual de "bajitos", como a veces parece pretender ciertos políticos que de izquierdas tienen lo que yo de fraile y confunden la velocidad con el tocino en cuanto entran en "celo" electoral.