Publicado 27/10/2021 08:01

Fermín Bocos.- Ahora que ya son olvido

MADRID 27 Oct. (OTR/PRESS) -

Ha pasado un tanto inadvertido un hecho político fechado en la presentación de un libro dedicado a historiar la destitución, inopinada y todavía por explicar, de Iván Redondo, jefe de gabinete del Presidente del Gobierno y la de varios ministros: Ábalos, Laya, Campo, Duque y Rodríguez Uribes. La purga también alcanzó a la vicepresidenta Carmen Calvo. Al acto asistieron varios periodistas y unos pocos amigos del defenestrado. Pero ni un solo ministro o alto cargo en activo.

Redondo, que había sido el vértice de una pirámide de poder en La Moncloa y que conocía antes que muchos ministros los planes de Pedro Sánchez, se encontró ante una evidencia ominosa: quien pierde pie se hace sospechoso para quienes antes le adulaban y después le vuelven la espalda así que constatan que ha caído en desgracia.

Salvo Sánchez y Redondo nadie está en el secreto del porqué el Presidente decidió liquidar a quien había sido su valido. Pero la destitución actuó como un tambor. Los caídos en desgracia se hacen sospechosos. Por si acaso, los ministros que siguen y los cientos de asesores contratados se alejaron por temor a que el Supremo tomara nota de quienes arropaban al caído.

El mensaje que Sánchez envió con la destitución de quienes le habían ayudado a volver tras perder la secretaria general del PSOE es un aviso a navegantes. Sí hace eso con quienes les ayudaron a llegar a dónde está qué no podrá hacer con los demás. Decía Cioran que la primera precaución de quien se adueña del poder es deshacerse de quienes le conocieron y ayudaron cuando no era nadie. Y así ha sido. Sería interesante conocer lo que de verdad piensan los caídos ahora que ya son olvido.

Foto del autor

Francisco Muro de Iscar

La Iglesia (y el mundo) después de Francisco

Foto del autor

Antonio Casado

El templo y la doctrina

Foto del autor

Rafael Torres

Muera la inteligencia

Foto del autor

Fermín Bocos

Las izquierdas y la corrupción