Publicado 24/08/2024 08:01

Fermín Bocos.- La inmigración, problema europeo

MADRID, 24 Ago. (OTR/PRESS) -

Bruselas, el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa encontraron tiempo y debate para aprobar la pintoresca directriz que obliga a fijar los tapones de los envases de plástico con el fin de evitar la acumulación de residuos, pero todavía no han encontrado un hueco para abordar en serio el problema de la inmigración. Qué hacer y cómo ayudar a los países en la frontera del sur desbordados por la constante llegada de inmigrantes procedentes de África que arriban por miles a las costas de España, Grecia o Italia. En el caso de nuestro país, en los últimos siete meses, cerca de 30.000 consiguieron alcanzar alguna de las islas de Canarias. Y varios cientos más a Ceuta y Melilla.

Son personas que huyen de la miseria a veces agravada por las guerras. La mayor parte son jóvenes que arriesgan sus vidas haciéndose a la mar en embarcaciones precarias guiados por la esperanza de pisar tierra europea en busca de una oportunidad. Es un fenómeno con una dimensión moral que por razones éticas nos emplaza a recibirlos como lo que son: seres humanos en situación de indefensión y precariedad. La historia de la Humanidad es una historia de continuas y sucesivas emigraciones. La peculiaridad del momento es la cuantía de los contingentes de población africana que intentan llegar a Europa atraídos por la imagen de prosperidad generalizada que por contraste con la pobreza, cuando no la miseria, de los países de los que proceden se convierte en un objetivo a alcanzar. El problema que plantea es disponer de medios -recursos económicos, organización, funcionarios especializados- para poder recibirlos, atenderlos en una primera instancia, ampliar los centros de acogida, proceder a su distribución por el territorio del primer país al que llegan y posteriormente distribuirlos por los diferentes Estados que conforman la Unión Europea.

No es un problema que Italia, Grecia o España puedan resolver sin ayuda. La frontera sur de Europa es la frontera de toda la Unión. Por eso se echa de menos una política de "Estado" en Bruselas. ¿Por qué no destinar parte de los fondos "next generation" para afrontar el problema antes de que nos desborde. Dichos fondos que fueron creados para paliar los efectos devastadores de la pandemia, impulsar la transición ecológica y digital y favorecer la cohesión social bien podrían ampliar su espectro de cobertura para afrontar el acuciante problema de la inmigración antes de que nos desborde creado tensiones sociales innecesarias que darían -ya está pasando- argumentos a las organizaciones políticas xenófobas. Desde luego es un asunto mucho más urgente que los tapones de los envases de plástico.

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