Publicado 05/03/2024 08:01

Fernando Jáuregui.- El almuerzo con Armengol que no fue

MADRID 5 Mar. (OTR/PRESS) -

Este martes, un grupo de periodistas deberíamos haber almorzado con Francina Armengol, presidenta del Congreso de los Diputados. Una llamada inmediata desde la Cámara Baja, alegando razones poco convincentes, anuló el compromiso. Puedo entender que la persona que ocupa el 'número tres' en el protocolo del Estado tenga pocas ganas de enfrentarse a los medios. Personalmente, debo decir que de ninguna manera me sumo a quienes piden su urgente dimisión por motivos aún polémicos, no del todo aclarados y que me parece que no incurren en causa penal, aunque sí pudieran hacerlo en 'negligencia in vigilando', como tantos otros 'affaires' relacionados con las mascarillas.

Traigo hoy a estas páginas este asunto del almuerzo, que es claramente menor en comparación con la montaña del 'koldogate', o si se quiere el 'caso Abalos', solamente para resaltar los errores de comunicación que están cometiendo el Gobierno (y, por extensión, el Legislativo) a la hora de enfrentarse con los presuntos escándalos y las acusaciones de no menos presunta corrupción. Sé que no me haré muy popular si digo que, más allá del propio Koldo y acaso de su jefe Abalos, que queda en muy mal lugar en todo este fétido asunto, no acabo de ver claras extensiones corruptas en otros personajes, a los que, por elevación, se quiere implicar desde la oposición, que, por supuesto, cumple con su misión de oponerse, denunciar y pedir explicaciones.

Pero la falta de transparencia, la huida, pueden acabar siendo pecados tan graves o aún más que aquellos que se denuncian desde la oposición y desde algunos medios, cenáculos y mentideros. Y el Ejecutivo, cuyos ministros también andan bastante desaparecidos para los periodistas, sabe -me consta_que su reacción ante las acusaciones de corrupción, que le duelen especialmente, no puede seguir siendo la de esparcir basura recordando lo que el - PP hizo o dejó de hacer en su día.

Creo, más bien, que todos, comenzando por el presidente Sánchez afrontando las acusaciones -nada delictivo, por cierto, aunque sí poco elegante y escasamente ético_sobre los presuntos 'negocios desde La Moncloa' _de su mujer, han de dar la cara y explicar claramente, admitiendo preguntas de todos los medios, qué está ocurriendo, qué ocurrió y, a partir de todos los datos, qué ocurrirá.

Otra cosa es el funcionamiento del Parlamento en la 'era Armengol', no menos tutelada por el Ejecutivo, me temo, que la 'era Batet', o que otras varias eras anteriores. Una vez más, pienso que hay que pedir que quien ejerza la presidencia de la Cámara Baja no milite en el partido gobernante, para fomentar esa cada día más decreciente separación de poderes. Y para que los periodistas no tengamos que sufrir plantones por parte de gentes huidizas que se fuerzan a ser esquivas ante profesionales de la comunicación muchas veces 'no afines' o claramente hostiles, que de todo ha de haber. Y esos son sapos que 'ellos' deben tragar, tienen que tragar.

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