MADRID 22 Dic. (OTR/PRESS) -
Bueno, reconozco que el titular de este comentario está un poco forzado: cuando lo escribo, aún no se ha celebrado el sorteo de la lotería navideña, una de las pocas tradiciones que nos van quedando. Por tanto, la 'lotería' que le ha tocado a la siempre activa ministra de Educación y portavoz del Gobierno es de otro tipo: se ha erigido en sustituta de Javier Lambán como candidata socialista a la presidencia de Aragón, cuando toque, y a estos efectos dedicará buena parte de sus afanes, compartiéndolos, supongo, con sus funciones ministeriales y en el atril tras los consejos de ministros. Hay en todo esto algunos 'peros' que, a bote pronto y con perdón, se me ocurren.
Lo de Alegría forma parte del 'plan de renovación' de un PSOE que, liderado por Pedro Sánchez, se ha vuelto prácticamente irreconocible. La diáspora de los ministros a la conquista de las autonomías continuará: Oscar López ya ha okupado Madrid, la desconocida titular de Ciencia e Innovación, Morant, lo hará en Valencia, quién sabe si la vicepresidenta Montero en Andalucía, puede que la titular de Igualdad a Castilla y León... Una 'pedrea' centrifugadora que nos hace preguntarnos qué ocurrirá con la eficacia del Ejecutivo central en tiempos de Cambio y de cambios que van a exigir el máximo rendimiento de un Consejo de Ministros que camina algo renqueante, la verdad. Porque no se puede pensar con la misma eficacia en el terruño cuyos votos se quiere conquistar y en los intereses nacionales, de todos. Experiencias como la francesa ya han demostrado que la cosa, así, no marcha. NI para el terruño ni para el conjunto de la ciudadanía.
Tengo, por otro lado, serios reparos a la designación desde La Moncloa de alguien como Pilar Alegría, que en más de una ocasión ha sido sorprendida mintiendo flagrantemente en sus referencias tras el Consejo de Ministros. Necesitamos un Gobierno, y también unos gobernantes autonómicos, que no nos mientan y que muestren un mínimo de independencia frente a unos 'jefes' que no pocas veces se meten, verdad Pedro Sánchez, en demasiados líos. Y la muy afortunada experiencia renovadora centrada en Salvador Illa no tiene por qué extenderse a otros territorios, por ejemplo Aragón, que, con el socialista Lambán y con el 'popular' Azcón, ha experimentado un pasmoso desarrollo como sede de gigantes tecnológicos.
Sí, en política es, a la postre, malo que te toque la lotería en forma de dedo del que ostenta todo el poder, que es un dedo que tiende a apartar al disidente y acoger calurosamente a los incondicionales, dispuestos a todo por el líder. Para mí, qué quiere que le diga, lo de Pilar Alegría, alguien que no tiene reparos en ocultar la verdad, pese a que su misión sería, por el contrario, hacerla siempre brillar, es una mala noticia para quienes se afanan en tener una democracia mejor, más transparente, en España. Y ya digo: habrá más.