MADRID 13 Nov. (OTR/PRESS) -
La presentación de un libro 'de memorias' de la que fuese ministra y diputada de Podemos Irene Montero está provocando un cierto revuelo. No por las calidades literarias del volumen, que las desconozco, sino porque es una auténtica 'vendetta' contra su ex correligionaria y creo que también ex amiga -ahora más bien enemiga a muerte- Yolanda Díaz, aún vicepresidenta del Gobierno de Pedro Sánchez, del que la señora Montero (Irene, claro) dicen que tanto despotrica en su magna obra.
Si hablo aquí del libro no es, obviamente, por hacerle publicidad, puesto que soy el primero que, por variadas razones, no pienso leerlo; es porque esconde una operación política de cierto calado: la podríamos llamar 'operación retorno'. Ante la caída estrepitosa en las expectativas de voto de Sumar de Yolanda Díaz, que fue quien en su día se deshizo de las huestes de Pablo Iglesias en el Consejo de Ministros de Sánchez, Podemos, tratando de recuperarse de su propia debacle, se apresta a tomar el relevo como el partido líder a la izquierda del PSOE. Y, al tiempo, la señora Montero, doña Irene claro, se prepara para volver a tratar de posicionarse como lo que nunca fue y siempre intentó aparentar: como La Pasionaria de nuestro tiempo.
Creo, la verdad, que la izquierda del PSOE ha venido jugando un triste papel, en general, constituyendo más una molestia para los prepotentes gobernantes actuales socialistas que un acicate para hacer verdaderas políticas progresistas. Pero, en este sentido, lo que hemos visto en Podemos ha sido un total desacierto jurídico en las leyes elaboradas por sus ministros, mientras que a Sumar, pese al desbarajuste en el que vive, hay que reconocerle algunas iniciativas interesantes, especialmente en el campo laboral, que es en el que mejor se mueve Yolanda Díaz.
En cualquier caso, el libro de la señora Montero, doña Irene, por supuesto, hace muy poco por la imagen de la izquierda, como hicieron muy poco por la mejora de la igualdad sus proyectos de ley, aderezados, eso sí, con masivas y costosas campañas de publicidad oficial. Ignoro si la jaula de grillos en que se ha convertido esa izquierda-de-la-izquierda aprovecha, en su fracaso, a las expectativas electorales de un PSOE que, a mi juicio, tampoco es que lo esté haciendo demasiado bien, sobre todo en lo que respecta a la pureza democrática. Lo que sí se percibe es que acabó aquel 'pacto de investidura' que ha permitido, con muchas concesiones a los 'socios', gobernar a Pedro Sánchez durante más de seis años.
Lo que da a la situación un tinte algo surrealista es que haya de la ser la señora Montero, doña Irene, quien tenga en sus manos el futuro político del hombre que la hizo ministra, Pedro Sánchez, y, por ende, la gobernación de la nación. Así que, entre los restos de Podemos y los restos de Junts -bueno, y de Esquerra, que celebra un caótico congreso dentro de medio mes-, se puede decidir el destino político de la cuarta potencia de la UE. Nunca se pudo hacer más con mimbres intelectualmente tan escasos, y me parece que Pedro Sánchez debería tomar buena cuenta de ello: no todos los despropósito valen para seguir pisando la alfombra roja y viajando en el avión oficial.