Actualizado 19/12/2014 12:00

Fernando Jáuregui.- Torres-Dulce cierra su pugna con el Gobierno Rajoy: dimite

MADRID 19 Dic. (OTR/PRESS) -

Con la dimisión de Eduardo Torres-Dulce se cierra un ya largo período de tensiones entre la Fiscalía General del Estado y el Gobierno de Mariano Rajoy, representado en el Ministerio de Justicia primero por Alberto Ruiz Gallardón y, actualmente, por su sustituto, Rafael Catalá. No mejoraron las relaciones entre el fiscal, un veterano de 64 años, y el nuevo titular de Justicia, que no pudo garantizar una mejora en los medios materiales para la Fiscalía ni cambios en el Código Procesal Penal. Pero ha sido la autonomía que el fiscal reclamaba para su función lo que ha colmado el vaso de la paciencia de un Torres-Dulce que llegó advirtiendo de que su misión no era seguir obedientemente los dictados de un Ejecutivo que también aseguró, en su momento, que respetaría al máximo la independencia de un fiscal que, es la verdad, no fue nombrado de entre los 'incondicionales' al Partido Popular.

Torres-Dulce se marcha -todos lo pronosticaban- tras un sonoro encontronazo con el Gobierno a cuenta de los tiempos (y modos) de la presentación de la querella contra Artur Mas por su participación en la organización de la consulta del pasado 9 de noviembre. Una querella que ha servido, como era de esperar, de bien poco y que ha 'desmoralizado' en los ámbitos de la Fiscalía general, según fuentes de la misma. Sus encontronazos no solamente con Justicia, sino con los fiscales catalanes, a cuenta de esta querella, también han servido para agotar la paciencia -escasa, por otro lado- de Torres-Dulce. Y así, en una nota de dos líneas, la Fiscalía comunicó la "renuncia al cargo" alegando simplemente "motivos personales". Y señalando que Torres-Dulce "regresará a su plaza en la Fiscalía ante el Tribunal Constitucional".

La dimisión del fiscal significa un golpe para el nuevo ministro de Justicia, un personaje prestigioso que llegó a este Departamento procedente del Ministerio de Fomento, el mejor valorado en las encuestas gracias a su titular, Ana Pastor. Catalá ha tratado de hacer olvidar algunos 'deslices' de su predecesor, Ruiz Gallardón, pero no ha logrado llenar el foso que le separaba del fiscal, que se marcha con una aureola de dignidad y prestigio profesional. Un cambio significativo más en este año, que ahora concluye, y que ha estado lleno de relevos de caras, por mucho que ello disguste a un Mariano Rajoy que ha pretendido, desde su llegada, cambiar a los menos altos cargos posibles.

Uno de los nombres que sonó, en su día, como aspirante a sustituir a un Torres-Dulce a quien desde hace semanas se daba como potencialmente dimitido era el del juez Fernando Grande Marlaska, pero lo cierto es que, en los últimos tiempos, esta candidatura perdió fuerza.

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