Actualizado 15/10/2010 14:00

Francisco Muro de Iscar.- La utopía de Ángel Juanes

MADRID 15 Oct. (OTR/PRESS) -

El presidente de la Audiencia Nacional, Ángel Juanes es un extremeño discreto, que no busca protagonismos, que critica con cordura, pero sin acritud, y que llama a las cosas por su nombre. No le gusta dar titulares, pero acaba haciéndolo porque, en sus escasas comparecencias públicas, responde a lo que le preguntan sin esquivar las balas. Tiene buena relación con todos los operadores jurídicos, acude a donde le invitan y es respetado por todos. Por eso tiene más valor lo que dice, sobre todo cuando hablamos de un sector donde sigue habiendo castas, actores estrella y colaboradores secundarios, fronteras y reservas de actividades, en muchas ocasiones sólo por una vieja herencia que hoy no tiene sentido.

En una de sus últimas comparecencias no eludió el caso de los etarras en Venezuela y dio el titular que muchos no esperaban. "O juzgar o entregar". Más claro y más corto, imposible. Habló también del futuro de la Audiencia Nacional y se quejó de la falta de funcionarios y de los excesivos cambios para llevar adelante un trabajo de enorme responsabilidad y de la importancia de definir con rotundidad su ámbito competencial para "evitar zonas de inseguridad para los ciudadanos".

Esa preocupación por los ciudadanos fue rotunda cuando habló de que la Audiencia Nacional, como toda la Justicia, debería contar con un servicio de atención al ciudadano con el fin de que tenga una información puntual sobre la situación procesal de sus asuntos. "Una de las razones de la mala imagen de la Justicia, dijo, es esa falta de información que genera en el ciudadano insatisfacción y distanciamiento ante la Administración de la Justicia". Juanes vino a decir que si el ciudadano supiera cómo va "lo suyo", es decir en qué momento procesal se encuentra su caso, cuándo habrá sentencia, es decir, si tuviera información individualizada de la suerte de su procedimiento, el cambio de percepción sería absoluto. Dijo que era importante que el demandante, el testigo o el procesado se sintiera "ciudadano" en los juzgados, que el avance tecnológico debe estar al servicios de los usuarios y hasta de que se podría enviar un SMS al afectado con información sobre su proceso o anuncio de la sentencia.

Claro que eso significaría que tendríamos una Justicia "al servicio de los ciudadanos", que es lo que debería ser desde un principio y no al servicio de intereses corporativos o de otro tipo. Le entendí al presidente de la AN que en El Salvador, que no es precisamente el país más avanzado del mundo, el abogado puede con una clave acceder al procedimiento que lleva para sus clientes y conocer su estado real. ¿Si es así en El Salvador, podrá ser alguna vez en España? Lo que propone Juanes, es hoy por hoy, en unos juzgados inundados y bloqueados por los legajos y la burocracia, una absoluta utopía. Pero una extraordinaria y magnífica utopía. ¿Dónde hay que firmar para que se convierta en realidad?

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