Actualizado 15/10/2010 14:00

José Cavero.- Ni estudian, ni trabajan ni buscan empleo 445.700 jóvenes.

MADRID 15 Oct. (OTR/PRESS) -

Así los describe el diario 20 Minutos: afrontan la vida sin ilusión, sin proyectos, sin sueños. Los días para ellos son como el día de la marmota: el parque, un rato con los amigos, un botellón... Pese a que están en lo mejor de la vida, viven un presente gris y esperan un futuro oscuro. En España hay 445.700 jóvenes de entre 16 y 29 años que ni estudian ni trabajan ni buscan empleo, según la Encuesta de Población Activa, (EPA) del segundo trimestre del año. Este grupo supone el 5,7 por ciento de la población en esa franja de edad. Indica seguidamente que la Comisión Europea (CE) eleva la cifra a más del 14 por ciento en España. Tres puntos más que la media europea y lejos del 4 de Dinamarca.

España está entre los países de la UE (como Bulgaria, Italia e Irlanda) con más jóvenes que ni trabajan ni buscan empleo. La CE toma sólo como referencia a los jóvenes de entre 15 y 24 años. La diferencia de cifras respecto a la EPA puede deberse a que se tomen en cuenta también a los jóvenes apuntados en el paro. La CE alerta de la situación y señala que muchos jóvenes tiene dificultades para encontrar trabajo porque carecen de la formación adecuada. Así, insta a mejorar los sistemas de formación, ya que la "precarización del empleo" puede dar lugar a una "generación perdida".

Abunda el periódico en la determinación de este sector de población: son jóvenes, de entre 16 y 29 años, que ni trabajan ni estudian porque la crisis, el fracaso escolar o las grandes expectativas con las que se enfrentan al mundo laboral (como aquellos que buscan trabajos para los que no están cualificados o los que sólo aspiran a puestos relacionados con sus estudios) los han llevado a esta situación. Es difícil cuantificarlos, ya que muchos pueden estar apuntados al paro y no por ello buscar de forma activa empleo. Este fenómeno no es nuevo, lo que pasa es que ahora afecta a más jóvenes. Y aporta algunas valoraciones y opiniones más: el psicólogo educativo Jesús Ramírez prefiere hablar de boom social. Dice que este fenómeno no es nuevo, lo que pasa es que ahora afecta a más jóvenes. El mayor temor de los ni-ni es perder su estatus. Miedo que comparten sus padres, que prefieren tenerlos en casa a que terminen trabajando en cualquier cosa.

Otros expertos prefieren hablar de generación porque concentran unas características que los aíslan de la sociedad: tiranía con sus familias porque las ven responsables de su situación y la falsa impresión de que son felices sin hacer nada. Para el sociólogo Ricardo Feliu se trata de otra etiqueta social más, como la generación X, I..., a la que se ha llegado porque se ha dado un cambio muy fuerte en la sociedad. Explica que los chavales ven que amigos muy preparados están trabajando en cualquier cosa, y esto los lleva a minusvalorar los estudios. "Vivir con sus padres, delinquir o aislarse", para no darse cuenta de que están perdiendo su estatus, son sus vías de escape. Para este experto hay que acometer cuanto antes reformas en el sistema educativo y advertir a los padres para que detecten cuanto antes el problema.

También recuerda el reportaje que más de la mitad de los jóvenes españoles de entre 18 y 34 años siguen viviendo con sus padres, la mayoría por motivos económicos. El porcentaje es mayor en el caso de los hombres. Según los datos publicados la semana pasada por Eurostat, en Europa hay 51 millones de jóvenes adultos, el 46 por ciento de ellos viven con sus padres. España supera la media con cerca del 51 por ciento. Hasta los 25 años, los estudios son la principal explicación. Más tarde, no se independizan por la crisis.

Y finalmente, el periódico habla con algunos jóvenes de esta generación ni-ni-ni: Alejandro Gutiérrez, 25 años, Madrid: dice que "no se está tan mal sin hacer nada"... Hace justo un año que tuvo que dejar su puesto de trabajo como camarero porque se lesionó una pierna. Desde entonces, este joven no ha vuelto a dar "un palo al agua", como le dicen sus abuelos, porque se ha tomado una temporada de descanso. "No se está tan mal sin hacer nada. Te levantas a la hora que quieres, comes y te das una vuelta", asegura mientras pasa la tarde con unos amigos en el parque. Alejandro dejó de cobrar el paro hace unos meses. Ahora recibe los 400 euros de ayuda que da el Gobierno a los desempleados que se han quedado sin prestación. Con eso tiene "más que suficiente", asegura. No va de fiesta, apenas sale y si le apetece tomarse una cerveza con los amigos compra un litro en una tienda en lugar de ir a un bar.

Otro caso, el de Antonio Álvarez. 17 años, Madrid: hace dos años que dejó los estudios. Cuando sus padres se enteraron, le retiraron la paga, pero no le dijeron mucho más. Cuenta que la necesidad de conseguir dinero para comprar cannabis le llevó a delinquir. Ha estado unos meses en un centro de menores. Ahora quiere volver a estudiar, pero sólo para que le dejen en paz. Un tercer caso, el de Sandra Sánchez. 24 años, Madrid: lleva medio año buscando trabajo de abogada. No ha conseguido ni que le hagan una entrevista. Afirma que la situación empieza a cansarle porque depende totalmente de sus padres. Dice que si no le sale nada hará un máster o un curso. Sus padres le aconsejan que siga buscando hasta que encuentre un puesto como abogada. Un caso más, Oscar Sánchez. 25 años, Madrid: terminó Administración y Dirección de Empresas en mayo y desde entonces no ha encontrado trabajo. Dice que ha empapelado Madrid de currículos. Pasa el día con sus amigos. No cobra paro ni tiene ninguna ayuda. Vive con sus padres y saca algo de dinero con algún trabajito extra.

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