MADRID 3 May. (EUROPA PRESS) -
En 2002, el 19 de noviembre, el petrolero 'Prestige', un buque monocasco liberiano, operado bajo bandera de las Bahamas, se hundió frente a las costas de Galicia, ocasionando un vertido de crudo que provocó uno de los mayores desastres ecológicos de la historia. Este año, el buque pesquero 'Oleg Naydenov' comenzó a arder el sábado 11 de abril en el Puerto de la Luz y Las Palmas, en otra región atlántica.
A su manera, la historia se repite. De nuevo, un barco con problemas es alejado y hundido fuera del puerto, en alta mar. También en este caso se da una rápida decisión adoptada por la Capitanía Marítima. No se decide llevarlo de vuelta al puerto o a una zona de abrigo/refugio, a pesar de contar con la aprobación técnica de ciertos expertos a su favor.
¿Más rasgos comunes? El barco hundido está a 2.700 metros de profundidad y es compleja la extracción del fuel. Y, una vez más, se contratan a empresas extranjeras los trabajos de atenuación de las salidas de las manchas de fuel-oil y el sellado de las fracturas del buque.
Los posicionamientos políticos son idénticos en ambos casos: la frases más usadas son "por cuestiones de seguridad..." y "vamos a hacer todo, cueste lo que cueste". En resumidas cuentas, trece años después del 'Prestige', la gestión de esta crisis marítima en Canarias está siendo cuestionada por el conjunto de la ciudadanía y por un número relevante de expertos y conocedores del medio.
La Fiscalía de Medio Ambiente de Canarias abrió una investigación y pidió explicaciones sobre las actuaciones, de acuerdo con los actuales procedimientos y normas aprobadas, ya sea en los planes marítimos nacionales o en los planes territoriales. En la investigación también se consideran las actuaciones en el subsistema marítimo y en el susbsistema costero, y se investigan cada una de las fases en las que se adoptaron las decisiones: la principal, alejar el barco. ¿Hemos aprendido algo? ¿Realmente hizo España los deberes?